Especial

La esperanza cobró vida

Comparte

 

 

Por: Linda Rubí Martínez Díaz

Hola, qué tal amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. Agradezco sus comentarios, lo cuales han resultado enriquecedores para esta columna.

El domingo 5 de abril se inauguró la Semana Santa con el Domingo de Ramos. Posteriormente vendrán el Jueves y Viernes Santos, el Sábado de Gloria y el Domingo de Resurrección. Será una semana muy diferente a la que estamos acostumbrados dadas las circunstancias sanitarias actuales; sin embargo, cada uno de nosotros la podemos hacer especial.  

Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sanar nuestros corazones y resucitar con Cristo el día de Pascua. Recordemos la tristeza que pasaron los discípulos de Jesús: la cruz parecía el final, había temor, incertidumbre, desesperación. Sin embargo con la Resurrección se anunció un nuevo comienzo, que produjo  confianza y valentía. Y ese temor se desvaneció por una fe invencible.  

Me puedo imaginar la alegría que sintieron los Discípulos al ver que Cristo había resucitado. La esperanza cobró vida. Y esa esperanza lectores, es la que no podemos perder en estos momentos. Como les decía en el artículo anterior, las cosas siempre tienen un porqué.   

Como lo mencione al principio de esta columna, es el momento de reconciliarnos con nosotros mismos, de perdonar, de hacer oración,  de valorar  lo que tenemos, de cuidar nuestro cuerpo, de cuidar a nuestras familias. Hagamos cosas que hemos dejado de hacer.

Hoy el mundo enfrenta una prueba difícil, pero recordemos innumerables batallas que hemos enfrentado saliendo adelante. Nunca hay que perder la fe, ni la esperanza. En estos tiempos del coronavirus, podemos ser semillas de paz compartiendo por redes sociales testimonios de vida, palabras de aliento, sirviendo al que más lo necesita.

Nuevamente comparto el exhorto que ya casi es un mantra: “quédate en casa”. No todos tenemos esa fortuna, pero si tú la tienes, por favor no te expongas ni a las personas que más quieres.

Para finalizar, quiero decirles que la Resurrección es alegría. A partir de ella, los motivos de la tristeza se han superado ante lo verdaderamente importante. Es tiempo de tener nuestros corazones felices. La Resurrección es una luz, es amor, es esperanza y es fe.

Demostremos nuestra alegría porque Jesús venció a la muerte. Vamos a salir adelante.

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *