Ars Scribendi

La feria del libro terminó

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Rafael Rojas Colorado

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx

 

 

 

En los pasillos de los tres niveles de la preparatoria Juárez se exhibió, como cada año, un jardín de letras, cuyo néctar es la sabiduría que los lectores buscan incansables. En esta edición se cumplieron veinticinco años de que un sueño se trocó realidad, un sueño que hoy volvió a cumplir sus más nobles aspiraciones: embellecer el espíritu del lector a través de la buena lectura.

Para los asiduos visitantes de la feria ya son familiares las casas editoriales, las cuales acercan al público infinidad de textos de diversas disciplinas para el disfrute de su lectura. Entre ellas, Conaculta, Fondo de Cultura Económica, Universidad Veracruzana, IVEC, Hyperión, Larousse, Patria, Planeta, Akal, Editores mexicanos y Editora de gobierno.

Los libros de uso son tesoros selectos que busca el lector más exigente, con curiosidad y profundo deseo de encontrar el título que hace años dejó de editarse, el cual, milagrosamente, los libreros, como buenos exploradores, rescataron de la oscuridad, la humedad y el polvo.

Entre talleres, música y teatro la Feria del libro infantil y juvenil fue enriquecida con la presencia de importantes escritores como: Jorge Volpi, Sivia Molina, Celia del Palacio, Pedro Ángel Palou –cuya escritura es rítmica, sencilla y objetiva, distribuida sobre una estructura que le da cierta identidad a la forma de narrar sus historias y descubre en esa aparente simplicidad una prosa poética– y Elena Poniatowska –cuyo nombre, tan sólo con enunciarlo, avala su escritura y todos los premios que ha recibido.

La organización fue sumamente satisfactoria, resultado del compromiso e involucramiento de sus organizadores. Meritoria la actuación del director del IVEC, Rodolfo Mendoza Rosendo.

La Feria del libro infantil y juvenil ha terminado, dejando algunas sensaciones y reflexiones, sobre todo a las personas quienes desde años atrás la han visitado y quienes ahora se preguntan: ¿cuál será su nueva morada?

El próximo año, por estas fechas, seguramente en los pasillos del colegio preparatorio soplará un síntoma de nostalgia, mientras el jardín de las letras estará floreciendo en un nuevo paraíso. Hasta entonces.

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