LA LADRONA DE LIBROS
LA LADRONA DE LIBROS
Por Rafael Rojas Colorado
Una vez más la puerta estaba abierta en la casa del
alcalde. Pareciese que su esposa la dejaba así, permitiendo que la ladrona se
fuera llevando libros de uno en uno de esa biblioteca familiar, claro está que
solo los de su preferencia. El primer libro que robó fue en el pueblo de donde
procedía, “Manual del sepulturero”, esa fue su primera aventura en ese oficio
que inició a sus diez años de edad.
Las circunstancias la llevaron a Munich, Alemania. El
matrimonio formado por Has y Rosa Hubermann la recibía en adopción, viviría en
el barrio llamado Himmelstrasse, –significaba cielo, pero estaba lejos de
serlo–. Liesel, así se llamaba esa ladrona cuyo pecado era leer, aprender
nuevas palabras, para que algún día pudiese escribir su propia historia; la del
amor de unos padres adoptivos, la de Rudy Esteiner, cuyo nombre se escribía con
el emblema de la amistad, lo mismo describiría del judío Max Vandenburg, quien
le escribía bonitos cuentos escondido en el sótano de la casa de Hans y Rosa,
huyendo del odio de Hitler.
La historia de la ladrona de
libros es empañada por el horror de la guerra, el odio del Führer de extinguir
a los judíos y los bombardeos que el pueblo alemán sufría por la necedad de un
desquiciado mental. En esa atmósfera de crueldad y masacre, se esconden fugaces
momentos de felicidad, compartidos con su amiguito Rudy Steiner, eterno
compañero de aventuras, vivencias diarias en los fríos inviernos y en todas las
estaciones del año, participaban en las “Juventudes hitlerianas”, en las que el
rubio chamaco ganó tres pruebas atléticas. También gustaban robar frutos y
desafiar ciertos peligros, pero la pasión de Liesel se centraba en el robo de
libros, sus estragos los cometía en la biblioteca de la casa del alcalde. Todo
esto sucedía en la Alemania nazi donde los soldados y los ciudadanos gritaban
Heil Hitler, la ciudad ardía, aparte de los ataques aéreos, los soldados
quemaban todo lo que estaba a su alcance, profanaban y saqueaban domicilios
particulares, nadie olvidaría “La noche de los cristales rotos, ni el maltrato”
a “Las estrellas amarillas” –judíos–, todo un apocalipsis en el que la lectura
era un escape para mantener el equilibrio emocional de la joven, se protegía en
el sótano con sus libros en la mano, de esa manera su vida estaba a salvo,
mientras la ciudad recibía las bombas destructoras.
La ladrona de libros es una novela que cuenta una
historia de amor a las letras, al tiempo que la guerra parece no tener fin, Un
mal día el bombardeo que recibió Alemania se centró en el barrio Himmelstrasse,
todos murieron bajo un cielo rojo como el infierno. Rosa y Hans Hubermann
habían dado todo su amor a Liesel, ya nada tenían que hacer en este mundo, la
ladrona les lloraba de rodillas y les agradecía lo que de ellos recibió, Rudy
estaba tendido en el suelo lleno de polvo, la vida se le había escapado, Liesel
derramaba lágrimas y le daba un beso de despedida, mientras le parecía que su
padre se levantaba a tocar su acordeón y la música se tornaba en un himno de
amor a la vida, en el que renacía la paz y la alegría, al mismo tiempo un
réquiem para los que ya no respiraban, incluso él mismo.