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LA PUERTA VERDE

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LA PUERTA VERDE

Por Rafael Rojas Colorado

La puerta verde solo estaba entreabierta, muy poco se divisaba por la pequeña abertura, en realidad lo que se encontraba al otro lado solo lo conocía la imaginación ¿Cuántas maravillas deslumbrarían a todo aquel que logre traspasar esa puerta pintada de verde?, su autor de esa manera la plasmó, en ese dibujo inspiró cierta filosofía de la vida, pero los niños que la miraban detenidamente y formaban parte de ese cuadro, aún no lo comprendían. Es posible que desearan pasar para desahogar la curiosidad, pero no se atrevían, estaban inmóviles, estáticos, inertes, pues solo eran ilustraciones con los que el pintor complementó su obra para darle mayor realce, para comunicar al espectador el verdadero sentido de la vida.

La Puerta Verde es un cuento de María Enriqueta Camarillo y Roa, ella lo escribió cuando se convirtió en una prolífera escritora. Fue entonces que, entre sus divagaciones, acudieron imágenes de su niñez, cuando iba a jugar a la casa de su amiga Lilí, María se pasaba largos minutos contemplando el cuadro de La puerta verde que decoraba el despacho del señor Pedro, padre de su amiguita. A esa edad al igual que la pareja de niños que formaban parte de la pintura, María Enriqueta también contemplaba con insistencia la puerta verde haciéndose los mil pensamientos, las dudas desfilaba una a una, ¿qué cosas habrá del otro lado de esa puerta?, tal vez un universo de magia y alegría, quizá las hadas con su varita mágica dibujando con colores los destinos del hombre, pero todavía era muy niña para advertir la verdad, y su curiosidad se quedaba con esa duda que la inquietaba por completo, frente a ese cuadro se sentía irresistiblemente atraída, cierta frustración la acompañaba.

            Los años le dieron la respuesta, la belleza, el amor, la libertad y la felicidad que se esconden detrás de La puerta verde es inalcanzable para el ser humano, solo se descubre en sueños e ilusiones, en anhelos y dulces deseos. La puerta verde impedía presenciar libremente los tesoros de la vida al que todo mortal aspira conquistar, el placer de la realización que mitiga al espíritu, que lo calma y lo eleva hacia la satisfacción personal. Sí cuando niña hubiese sido posible asomarse y traspasar el umbral de La puerta verde, con toda seguridad María Enriqueta habría encaminado sus pasos persiguiendo otro destino en el sendero de su vida, un camino mucho más cercano a la seguridad y al bienestar.

            María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra, es nativa de Coatepec, Veracruz. Escribió música, cuentos, novelas y poesía, su largo peregrinar la llevó por los caminos del mundo, en ellos vivenció la alegría, el éxito literario, el dolor y la tristeza, un claro oscuro en su existir. La vida le regaló 96 años y hoy sus restos reposan en el panteón municipal de Coatepec, en la pequeña rotonda de hombres ilustres duerme el sueño eterno cansada de tanto caminar en su largo destino.

            Amigo lector, anímese a traspasar La puerta verde y, sin duda alguna, conocerá la obra literaria de la insigne poeta coatepecana, una manera de mantenerla viva en nuestro corazón. rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx