La riqueza verdadera
Linda Rubi Martínez
Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. En medio de la sociedad de consumo en la cual vivimos, es pertinente conocer el verdadero significado de la riqueza, el cual genera confusiones debido a la diversidad de sentidos que ha conllevado a través del tiempo. Y para esto traigo un pensamiento de Santo Tomás de Aquino, filósofo medieval en tiempos de austeridad, quien reflexionó que las personas realmente ricas eran aquellas que necesitaban poco para vivir, y no que tuvieran mucho en lo material, lo cual al final resulta superfluo.
La confusión de la riqueza de un individuo con la cantidad de posesiones o poder que tiene, es un problema generado cuando las personas “pierden el piso”, es decir, cuando en el camino de su realización, olvidan su pasado. A esto lo conocemos comúnmente como soberbia, la cual es uno de los principales obstáculos para nuestra vida pública y privada, pues es algo que produce ceguera, nos lleva a creernos dioses y no nos deja ver más allá de nuestras narices. Por ello, debemos tener en cuenta que la vida es dinámica, cambiante y llena de sorpresas, razones que debemos tener en cuenta para poner los pies sobre la tierra y siempre obrar con humildad y sencillez, más aún cuando tenemos cargos de poder o mando sobre un grupo de personas. Estas son las causas de la verdadera riqueza de las personas.
En nuestra sociedad, es obvio que unos están para ser líderes y otros para ser liderados, pero eso no es motivo para creer que, si se está en la cabeza de un grupo, solo se debe esperar beneficios de los demás; pues cuando los verdaderos líderes saben lo que realmente cuesta llegar al límite, se hacen conscientes de usar su poder para servir y hacer el bien.
La gente que pierde el piso ahuyenta y aleja a las personas. Por ello, no hay nada mejor en esta vida que sentirnos rodeados, queridos y seguidos por los demás. El trabajo se hace en equipo, y no hay mejor satisfacción que sentir que todos los que nos rodean deseen ayudarnos a empujar la carreta hacia el bien común.
Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.