Crónica Coatepecana

La Suspensión de los Cultos Religiosos

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Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros

Cronista de la ciudad de Coatepec

 

(Cuarta parte)

El día 29 de julio, el Presidente de la República general Plutarco Elías Calles, recibe una serie de adhesiones por parte de la C.R.O.M y otras agrupaciones de la Federación de Sindicatos, quienes en sendos documentos, le solicitan sean separados de sus cargos todos aquellos funcionarios que estén cooperando con el clero y los católicos. En el mismo tenor varios diputados encabezaron marchas de apoyo a la política en materia religiosa implementada por el Gobierno de la República.

A partir del día primero de agosto entra en vigor la suspensión de cultos en todas las iglesias del territorio mexicano, y se procede a la entrega-recepción de los templos católicos, así como la realización de los inventarios del patrimonio que alberga cada edificio religioso. Al mismo tiempo se entregan los templos a comisiones, quienes se encargaran de su resguardo mientras dure el conflicto. Por lo tanto las iglesias se mantendrán abiertas al público aunque estén suspendidos los cultos, con la finalidad de no restringir a los practicantes del catolicismo el acceso a los espacios sacralizados, y sobre todo puedan llevar a cabo las actividades religiosas que no requieran la presencia de un ministro católico.

Durante el mes de septiembre se llevan a cabo varias peticiones por parte de los integrantes del Episcopado Mexicano, en las que requieren se hicieran una serie de reformas a los artículos de la Constitución Mexicana, específicamente los que regulan el ejercicio religioso, así como las reformas a la Ley de Cultos. Solicitudes que fueron rechazadas por mayoría de votos en la Cámara de Diputados.

En los últimos meses del año  de 1926, se originaron una serie de situaciones que marcarán todo el tiempo que persistirá la suspensión de cultos, el cual inicia con la expulsión de los ministros religiosos extranjeros, seguido de la persecución de todos aquellos sacerdotes que no acaten las disposiciones del gobierno, a la par de la clausura de instituciones católicas en toda la República Mexicana. Situación que determinó la realización de cultos en la clandestinidad de algunas casas particulares y al amparo de la noche.

En la ciudad de Coatepec, muchas personas se edad avanzada todavía mantienen el recuerdo de la difícil situación que se vivió por la suspensión de cultos. Al tiempo que evocan las innumerables casas donde se realizaron misas en la clandestinidad, algunas de ellas ubicadas en las calles: primera de cinco de mayo, primera de Juan Soto, tercera de Arteaga, 16 de septiembre, etc.

También en las escuelas de la localidad, se obligó a todos los profesores que desarrollaran plenamente una instrucción laica, al tiempo de que se les solicitó la disertación frente a los alumnos, sobre algunos temas en contra de la religión católica. La profesora Consuelo Mijares relataba que le exigieron las autoridades educativas, exponer sobre el tema del agua bendita y su ineficacia. Orden que debió de cumplir en contra de su voluntad y lo peor de todo frente a los inspectores y alumnos. Situación superada gracias a que con tiempo había reflexionado en cuanto a la forma de abordar temas católicos, sin llegar a herir la susceptibilidad de los niños, y en aquella ocasión salió avante, explicando a los niños que en la pila del agua bendita, muchas personas enfermas metían la mano y por lo tanto podría ser una fuente de contagio.

En el caso de otros profesores, quienes se negaron hablar frente a los alumnos en contra de la Iglesia Católica, prefirieron renunciar a sus puestos.

(Continuaremos la siguiente semana)

 

 

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