PLUMAS DE COATEPEC

LA VIRTUD DE UN HOMBRE

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LA VIRTUD DE UN HOMBRE

Por Rafael Rojas Colorado

 

            El profesor Guillermo Othir Alarcón Salazar es un hombre de preclara inteligencia que esculpió la virtud en el noble campo de la docencia y la dispuso a innumerables generaciones guiándolos por el camino de la sabiduría, el conocimiento y los valores morales, iluminando así el intelecto de los alumnos.

            Cierta mañana me presenté en su oficina y él, con su inherente amabilidad, me invitó a pasar, el espacio es amplio, confortable y agradable para ejercer el quehacer de inspector de secundarias de la zona 26.  En los cuadros que decoran la pared, denota la fotografía de su extinto progenitor, el profesor Juan G. Alarcón, fundador de la escuela Juan de la luz Enríquez. En su escritorio, un pequeño portarretrato que enmarca una postal con el rostro de su esposa, expresando la fragancia de la juventud. El recuerdo de su padre y el amor de su esposa son los alicientes que a pesar de la edad lo impulsan a cumplir con el trabajo y continuar soñando.

            No fue necesario hacer alguna pregunta, ya que el profesor Guillermo O. Alarcón con acento cálido y emotivo fue aflorando sus más íntimos recuerdos, aquellas inolvidables vivencias que lo acompañan desde la infancia, en la que, de manera difusa, aparece la silueta de su madre, la profesora Cástula Salazar, quien amorosamente le ofrendó la vida, lo alimentó y en las aulas lo puso en contacto con la lectura y escritura. Lamentablemente, a los ocho años de edad quedó en la orfandad.

            Le estremecen las evocaciones compartidas con sus compañeros en el jardín Carlos A Carrillo, la escuela Enríquez y la secundaria por cooperación número ocho, liceos en los que cimentó las bases para su edificación intelectual.

            Un suspiro se le escapa cuando recuerda el Coatepec de finales de los cuarenta, un pueblo con 12.500 habitantes en el que todos los rostros fueron familiares; con emoción menciona el teatro Fénix, ubicado en la segunda calle de Aldama, escenario en el cual vio actuar a Rosita Formes, esposa de Manuel Medel. Como todo estudiante pleno de energía, sintió la inclinación por la práctica de los deportes y llegó a portar el uniforme de beisbol de su escuela.

            Cada palabra la pronunciaba con cierta nostalgia como si el recuerdo traspasara la línea del tiempo, trasportándolo a su dorada juventud, en la que carente de toda experiencia escuchaba en sus adentros el incesante llamado del magisterio, a pesar de que su padre le describía lo difícil que resultaba sobrevivir como profesor.

            A principios de los años cincuenta se titula como profesor en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”. Con esta intelectual herramienta de trabajo inicia una fantástica aventura en la ciudad de México, comenzando a formar a través del conocimiento a jóvenes promesa de la sociedad. Pero, además, no se calma la sed por aprender y, en 1962, cursa una especialidad en matemáticas; en 1978 se doctora en pedagogía.

            En el año de 1956 celebra su boda profundamente enamorado de la señorita Elvia A. Acosta; si dudar sostiene que el eslabón de su compañera ha sido una piedra angular que le templa la voluntad para realizar sus proyectos.

            En su mirada impregnada de añoranzas se refleja el árido camino que transitaba en la ciudad de México, trabajando dos turnos para sobrevivir, pero a la vez era inmensamente feliz porque enseñar es su pasión y los hijos ya alegraban el hogar.

            Una de sus gratas experiencias como alumno fue que tuvo como maestros a Enriqueta González y a Arquímedes Caballero, un verdadero Sir de los números.

            En el periodo de Gonzalo Aguirre Beltrán como delegado de la SEP en el Estado de Veracruz, don Guillermo ocupa la dirección de secundarias Generales. Dicho cargo lo ocupó por cinco años a partir de 1979.

            Planteando proyectos para elevar la educación en la población, se entrevista con el Dr. Mortera, por aquel entonces presidente municipal de Coatepec, y le propone construir un CBTIS (carreras técnicas a corto plazo). Gracias a la junta de mejoras de ese tiempo, presidida por el señor Antonio Suárez Olmos, le cedieron dos hectáreas de terreno en los límites de Consolapan. Esta acción se desarrolló cuando la secretaria de Educación Pública era representada por el licenciado Dante Renauro Delgado. El CBTIS comenzó su historia en la casa de Armando Bravo, esquina Zaragoza y Jiménez del Campillo; de allí se pasó al UNCADER y más adelante a su domicilio actual.

            El 30 de noviembre de 2012 es reconocida la brillante actuación académica del Dr. Guillermo Alarcón, siendo nominado para recibir la medalla “ADOLFO RUIZ CORÍNEZ”.

            El currículo del profesor Guillermo Ohir Alarcón Salazar es sumamente extenso y no es el caso describirlo en esta columna, sino develar parte de la virtud de su vida.

            Desde el 13 de abril de 1932, año en el que nació el profesor Guillermo Alarcón, gradualmente fue cimentando sus valores y esculpiendo a plenitud su maravillosa obra espiritual, la de legar el germen del conocimiento a las generaciones con las que tuvo contacto, siempre aflorando la amistad, y el respeto ha sido un incansable segador de ideales, ejemplo de trabajo y de familia, sintiéndose útil a la sociedad.

            El profesor Guillermo vuele a suspirar develando gratitud hacia la vida por darle en primer lugar la dicha de conocerla, y segundo, porque se le presentó como un campo que talentosamente convirtió en fértil, cultivando con pasión y amor su más elevada inspiración que le da la certeza de no vivir en vano.

            A sus 81 años de edad aún mantiene ilusiones y anhelos caminando de la mano de su esposa, la profesora Elvia A. Acosta, propietaria de las llaves de sus secretos.

            El conversar con el profesor Guillermo me dejó una grata sensación y me acercó al recuerdo de la vieja cultura griega, en la que el régimen de gobierno requería de la participación de los hombres longevos utilizando sus experiencias, sabiduría y conocimiento adquirido a lo largo de la vida para aplicarlo a las más importantes tomas de decisiones.

            Me despedí de él con un abrazo y un apretón de manos en los que me trasmitió un halo de la investidura que acompaña a un verdadero ser humano.

 rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx