LAS HEROINAS DEL MOVIMIENTO INDEPENDENTISTA
LAS HEROINAS DEL MOVIMIENTO INDEPENDENTISTA
Dra. Neyla Polanco Gálvez
¡Hagamos un ejercicio con la imaginación! Están
sentadas a tu mesa dos de las más conocidas mujeres de la historia del México
de 1810, dignas protagonistas del movimiento de la Independencia; Doña María de
la Natividad Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón,
conocida como Josefa Ortiz de Domínguez, la Corregidora. La más conocida mujer
que participó y contribuyó en el Estado de Querétaro con el movimiento
independentista, organizando tertulias literarias en las que asistían los
conspiradores de la talla de Miguel Hidalgo, Mariano Abasolo, Juan Aldama y
Miguel Allende. Otra admirable mujer que demostró valor y dignidad en esa lucha
fue doña María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San
Salvador,
conocida por como Leona Vicario, dama con solvencia económica y educada con
exquisito gusto, una de las primeras mujeres
periodistas mexicanas, declarada como Benemérita y Dulcísima Madre
de la Patria. Ambas fueron contemporáneas en su época, sujetas a la rígida
disciplina y creencias en religión, la familia y la sociedad.
Les ofreces una taza de café e inicias la conversación;
Doña Josefa, Doña Leona, prometo no interrumpir su relato ¿existieron otras
mujeres en la lucha por la independencia? ¡Claro! apunta la primera, mira, todo
comienza cuando el cura que conoces llamado Miguel Hidalgo, con un puño de sencillos
feligreses da el primer paso hacia la lucha por la independencia, suceso muy
significativo en nuestro país.
Interviene Leona Vicario, y referente a la
pregunta que nos haces, sí, muchas mujeres participamos, te diré, algunas hemos
sido reconocidas y otras muy poco. Así es, dice la Corregidora, traigámosla a
la memoria, ofreciendo en ello un homenaje a las heroínas conocidas y a las anónimas,
en el entendido que sus hazañas han sido una
discusión no acabada por los historiadores. Recuerdo prosigue Doña
Josefa; cuando me disponía a bordar un mantel para la próxima tertulia en el
corredor de la casa de mi esposo, se escuchaba constantemente el golpear de la aldaba del portón de madera, yo
deducía que buscaban al Corregidor Licenciado Miguel Domínguez, colaborador en
la secretaria de la Real Audiencia, mi esposo ¡y no! me buscaban a mí, para enterarme de
la intervención de quienes tomaban parte en el movimiento.
Así estuve al tanto de varias las mujeres que
se levantaron en armas. Una de ellas, continua doña Leona; fue Juana Guadalupe
Arcos Barragán, quien, galopando en un corcel con el corazón adolorido por
haber encontrado ejecutados por los invasores a su padre y hermano, se unió a la
lucha de José María Morelos, con un grupo de campesinos. ¡Y créanmelo! en el
sitio de Cuautla comandó a un contingente en donde le llamaron la Barragana. ¡Me
atrevo a asegurar! que tanto ella como todas las mujeres de nuestra época, tuvo
que romper las condiciones de dependencia y sumisión en la que vivíamos, eso me
da pie a reconocer doblemente su valor.
¡Viene a mi mente otra compañera de lucha! ¿supiste
Josefa algo de la Capitana?, ¿claro! contesta la Corregidora era doña Manuela
Medina, distingamos en ella no tan solo su compromiso por la causa
independentista para liberar a la nación, también su valentía por vencer los estereotipos
de género, así dicen ahora ¿verdad? Tanto ella como la Barragana fueron seguidoras de la
causa de José María Morelos. Se le conocía como una mujer admirable; en 1813
recibió un nombramiento de la Suprema Junta de Zitácuaro Michoacán, que solo a
los hombres otorgaban, el de capitana. Su arrojo y valentía la llevó a tomar el puerto de Acapulco, era tan buena estratega
que provocaba la retirada de los españoles, por
lo que estuvo al frente de siete diligencias de batalla. ¡Como verás!
fuimos muchas las mujeres las que participamos en éste cruento evento, que
ahora ustedes conocen a través de la literatura.
Interviene Leona Vicario, me gustaría
destacar a quienes no estuvieron al frente del ejercito insurgente, pero si tuvieron
el valor de levantar la voz y con indignación desaprobar la denuncia que
hizo la iglesia a la persona del Cura Hidalgo acusándolo de hereje; proponiendo
que mejor apresaran al virrey y así hacer un intercambio de él por los
caudillos presos. Hecho importante de dos mujeres valientes, doña María
Dolores Basurto y su hija Margarita, que no ha sido considerado valioso, es
más, nadie comenta que fueron duramente castigadas por expresar su desacuerdo.
Después de dar un largo sorbo a su café interviene
doña Josefa; había mujeres informantes, si, tu misma lo eras, afirmando Leona con
un movimiento de cabeza. Ellas salvaron a algunos conspiradores de los
españoles, aunque su forma de hacerlo no era bien vista, irrumpe Leona Vicario ¿pues
qué hacían Rosa Arroyo y María Guadalupe, la Rompedora? prosigue la Corregidora;
seducían al enemigo, y hacían que les dijeran sus próximas ubicaciones de
ataque, salvando muchas veces con información de primera mano a los insurgentes.
¡Ah! Olvidaba a una importante mujer líder, la
señora Antonia Peña de Baz y Guzmán (Raz) quien firmaba con el seudónimo de Serafina
Rosier Doña, vuelve a interrumpir Leona Vicario ¿cómo? qué firmaba si la
instrucción escolar para niñas era solo enseñarnos a leer, no a escribir, la
intención era tenernos bajo control. Aunque, tuvimos la fortuna de que la
lectura se considerara necesaria, para leer misales y libros de oración
autorizados por nuestros tutores o confesores. Asi es, retoma la palabra doña Josefa;
Doña Antonia Peña fue una mujer inteligente, conocida por haber participado
como miembro fundador de la organización Sociedad de los Guadalupe, junto con
otros intelectuales en apoyo a Hidalgo. Su audacia les llevo a llevar una
imprenta al campo batalla, y ahí imprimían el periódico El ilustrador
Americano, incluso se encargaban de llevarlo a Tenango.
¿Recuerdas a María Ignacia Rodríguez De
Velasco Y Osorio Barba, la Güera Rodríguez?, ¡cómo no voy a recordarla!
contesta Leona Vicario, fue una mujer decidida, irreverente y muy rebelde. Se
casó dos veces ¡ciertamente!, reconozcamos que era elegante y bella y de hablar
ingenioso. Se paseaba en los salones más famosos de México, recabando información
que con sus encantos obtenía de los españoles. Su ayuda se consideraba de gran
valía; transmitía las estrategias que utilizaría el ejército realista a los
miembros del movimiento independentista. Corría el rumor, agrega Doña Josefa;
que llegó a embelesar a los hombres más importantes de la época, como al barón
de Humboldt, Simón Bolívar y Agustín de Iturbide, y que a este último, lo impulso
a consumar la Independencia.
No olvidemos a las mujeres que valientes y así
mismo tiempo sumisas, siguieron a sus hombres a la batalla. Caminaban junto a
sus hombres padeciendo en múltiples ocasiones el dolor de sus destrozados pies.
Cansadas y hambrientas servían alimento a las tropas, llevándoles agua, curando
a los heridos y enfermos, cuidando a sus hijos y a los que quedaban huérfanos.
Para ellas nuestro más grande reconocimiento.
Interviene Doña Leona Vicario, nos tocó vivir
tiempos difíciles y en el trascurso de nuestro camino cumplimos la parte que
nos correspondió, sin saber que formaríamos parte de la historia. Ahora es a ustedes mujeres del siglo XXI a
quienes corresponde defender la libertad de México, trabajen y luchen por ello.
Antes de que partan y
vuelvan a sus libros, deseo agradecer su participación en favor de la libertad
e igualdad, aunque su esfuerzo no logró en esa época romper con los añejos
esquemas patriarcales ni los jerárquicos. Aunque les tengo una noticia, las
mujeres del Siglo XX lograron que a partir del 3 de julio de 1955 se logró que las mujeres votáramos con libertad,
libertad que las mujeres del siglo XXI vamos a defender, gracias al ejemplo de
ustedes, las heroínas del movimiento independentista.
Bibliografia
Breve historia de la participación política
de las mujeres en México
http://ru.iiec.unam.mx/1774/1/breve.pdf
Las Mujeres y la Independencia en América
Latina https://www.nottingham.ac.uk/genderlatam/database/search/biography.php?personID=150&lang=es
Periodico EL REFORMA