PLUMAS DE COATEPEC

LAS LUCHAS DE LAS MUJERES COMO PIEZA FUNDAMENTAL DE LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS

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LAS LUCHAS DE LAS MUJERES COMO PIEZA FUNDAMENTAL DE LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS

Por Linda Rubi Martínez Díaz

 

Como cada 8 de marzo, es preciso conmemorar todas aquellas contribuciones que las mujeres hemos hecho día a día, en cada rincón del planeta, en torno a la igualdad de derechos fundamentales. Y esto es lo relevante que me interesa resaltar, que las implicaciones han ido más allá de la lucha entre géneros, pues han contribuido a fortalecer la igualdad en todos los sentidos. Sean a través de las vías institucionales, “oficiales”, o en la amplitud de manifestaciones diversas, las luchas de las mujeres han permitido que tengamos sociedades más justas, más tolerantes y sobre todo, más abiertas antes las diversas formas de desigualdad que a veces pasan desapercibidas o son socialmente aceptadas.

 

            Si bien hay cuentas pendientes para garantizar esta igualdad, la democracia ha permitido que la nivelación social se vaya fortaleciendo. Poco a poco los espacios en el trabajo, en la política o en la academia se han ido abriendo a estas perspectivas de género, evocando la necesidad de la inclusión. Sin embargo, la nueva frontera a traspasar es naturalizar esta condición entre todos los seres humanos. Más allá de establecer a la igualdad como decreto, debemos concentrarnos en reeducar a las nuevas generaciones para que el género no sea un obstáculo impuesto, y veamos como algo normal lo que por siglos se ha visto como una diferencia sustancial. Al fin y al cabo, la diferencia entre mujeres y hombres depende de las necesidades biológicas y genéticas de nuestra especie, y en base a estos parámetros se ha querido justificar la opresión del género, cuando en realidad el desempeño particular o colectivo de los individuos depende de sus necesidades de subsistencia.

 

            Por ello es importante resaltar el pensamiento de Simone de Beauvoir sobre la construcción social de los géneros, pues aunque es obvio que genéticamente hay una diferencia sexual, es la sociedad la que nos va formando culturalmente. Educar a nuestras generaciones en torno a esta igualdad, a que hay libertad en las decisiones propias del género, y suplantar la educación centrada en los roles y los estereotipos, es un pilar para el fortalecimiento de una democracia plena.

 

            Como Quinto Objetivo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, nuestro compromiso en la parte institucional será el impulsar de la mano con la sociedad, la equidad de género, para garantizar la aplicación plena de los Derechos Humanos en el pueblo coatepecano. Por tanto, les invito a generar alianzas ahora que nos toca trabajar para ustedes. Estamos viviendo algunos de los triunfos que nuestras madres y abuelas realizaron en el pasado. Ahora, nos toca trabajar para continuar hacia la consolidación de una sociedad más justa, más igualitaria, en la que no te discriminen ni te acosen por ser mujer. Una sociedad que se apoye mutuamente, sin distinciones.