LAS OFRENDAS FLORALES A SAN JERÓNIMO
Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros
Cronista de la ciudad de Coatepec
La manifestación cultural de mayor raigambre en la Festividad de San Jerónimo, son los denominados “Arcos”, estructuras manufacturadas por artesanos locales a través de los años y cuyos inicios se pierden en el tiempo. Podemos suponer que los orígenes de singular creación cultural, se encuentra en las antiguas prácticas referidas por religiosos hacia el siglo XVI, quienes mencionan que los indígenas tenían la costumbre de enramar los pórticos de sus templos durante las festividades a sus antiguos dioses. El mismo fray Bernardino de Sahagún explica a detalle los viajes que hacían los indígenas hasta determinados parajes, donde colectaban la materia prima necesaria para los arreglos florales de sus construcciones religiosas; de tal manera que podemos suponer una serie de interrelaciones simbólicas entre los sitios donde se abastecían de los recursos a utilizar en las actividades religiosas, y los espacios sacralizados donde recreaban las características distintivas del paraje original con base en una concepción geográfico-simbólico.
En otras palabras, podemos suponer que los viajes realizados por los “faeneros de los arcos” hacia la parte alta del municipio de Coatepec, sitio donde se colectan las materias primas como: bejucos, postes, tenchos y varas, se fundamenta en la relación simbólica que siguen manejando los coatepecanos entre el viejo asentamiento del Coatepec prehispánico y el pueblo fundado en 1702.
Hasta la fecha perviven dentro de la tradición oral, referencias fragmentadas de antiguas historias sobre San Jerónimo, a quien le identifican como propietario de las actuales tierras que integran el municipio de Coatepec, aparte de ubicar su lugar de residencia en una cueva que se encuentra por el rumbo de “Coatepec Viejo”, desde donde el santo sigue prodigando la protección necesaria a los descendientes de sus “Hijas”. Bajo el término de “Hijas de San Jerónimo” se identificaban antaño a las primeras familias que fundaron el asentamiento de San Jerónimo Coatepec, hacia el año de 1560 en una extensión integrada por parajes denominados el Espinal Alto, Tejocotal, Capulines y Plan del Cerro (Actualmente los Carriles). Posteriormente cuando se funda el nuevo pueblo de Coatepec, el antiguo asentamiento de 1560 se integra como un barrio; de tal manera que se presenta un caso singular donde la entidad tutelar de la ciudad de Coatepec es al mismo tiempo el patrono del barrio.
Actualmente se conservan remanentes de las mayordomías en relación con la manufactura del “Arco Mayor”, tradicionalmente confeccionado en “Los Carriles” por integrantes de la familia Huesca. En un principio se elaboraban dos “arcos” para la Parroquia de San Jerónimo, posteriormente se empezaron a manufacturar para las iglesias de Dolores y Fátima, ubicadas en las calles por donde se lleva a cabo la tradicional “Bajada de los Arcos”, y años después se empezaron a confeccionar las ofrendas florales para todas las iglesias y capillas.
En lo referente a la elaboración de los “Arcos”, el proceso inicia con el corte del bejuco, tarro o bambú, junto con los postes que se renuevan cada tres o cuatro años, en sí la colecta de las materias primas referidas se realiza a mediados del mes de agosto con el fin de que se vayan secando. Posteriormente entre los días 15 y 16 de septiembre empieza el armado de la estructura y para el veinte del mismo mes salen de madrugada para colectar la flor de cucharilla. En lo referente a la flor de cucharilla, menciona don Juan Huesca que cada vez les cuesta más trabajo encontrarla, sobre todo porque se necesitan aproximadamente doscientas “cabezas” para la manufactura del “Arco Mayor”, y eso que actualmente combinan la cucharilla con otros materiales como tencho, flor de platanillo, arete y ciprés.
Realmente es una labor extraordinaria la que llevan a cabo los mayordomos y “faeneros”, para cumplir con la confección de las ofrendas florales a San Jerónimo, si tomamos en cuenta la diversidad de lugares hasta donde deben de trasladarse para la colecta de las materias primas: La flor de cucharilla también llamada “soto o chimalca” se obtiene de las cercanías de la Laguna de Alchichica, y antaño también utilizaban la “soto cimarrona” que es más grande y no tiene espinas pero no aguanta tanto el calor y se pone amarilla, razón por la que dejaron de usarla. En lo referente a los bejucos, se cortan en los sitios “Plan del Guaje y Plan de San Antonio” ubicados en la parte alta del municipio de Coatepec, en cambio los “tenchos y camarones” se colectan en Cinco Palos, La Herradura, Ticuauhtipan por Xico Viejo y Patlanalán en el Estado de Puebla. En cuanto a los postes se los donan cada tres o cuatro años las familias Cortina o Domínguez, para lo cual se tienen que trasladar hasta “Loma Alta o Mesa del Laurel”.
Parte importante en la manufactura del “Arco” es la colocación de la primera flor, que se lleva a cabo el día veinticuatro de septiembre en la noche, y consiste en una sencilla pero muy significativa ceremonia donde el padrino del “Arco” coloca nueve pequeños ramos de flores; integrados cada uno por tencho y flor de cuchara, mismos que se disponen en las orillas de los brazos y cabecera de una cruz de madera, la cual posteriormente se colocará en la parte alta del “Arco”. La ceremonia inicia cuando la madrina rocía la cruz con agua bendita mientras el padrino sahúma con incienso, al mismo tiempo de que todos los concurrentes recitan las oraciones católicas básicas. Al término de la colocación de las flores los mayordomos y padrinos se dan un abrazo fraternal cuya intención es la de refrendar el compadrazgo. Posteriormente los padrinos recorren todo el contorno de la estructura, la cual va rociando con agua bendita la madrina mientras el padrino le sahúma. Nuevamente se vuelven a dar un abrazo fraternal los compadres y culmina el evento con la repartición de tamales y atole, amenizando el momento un conjunto musical.
La estructuración iconográfica del “Arco” se caracteriza por el manejo de una serie de elementos de carácter simbólico, los cuales se corresponden tanto a la iconografía católica como aquellos generados a partir de las reinterpretaciones de los propios coatepecanos. Antiguamente los adornos del “Arco”, incluían representaciones de Trompetas, Palomas que representan al Espíritu Santo, libros abiertos con referencias a los Diez Mandamientos y/o frases como “Aquí te apunto S.J.”, sobre el mismo doña Roberta Serena Martínez mencionaba que “…todo aquel que participe en las fiestas a San Jerónimo, el santo lo apuntará en su libro y cuando llegue su alma a las puertas de la Gloria, si aparece registrado en el libro, San Jerónimo como mayordomo de San Pedro le dará la llave para que abra la puerta y en caso contrario al no estar su nombre, no le entrega la llave a San Pedro…”.
En las últimas tres décadas el “Arco Mayor” se caracteriza por presentar dos elementos gráficos: entre los que destaca la representación de la Custodia, y un arco de medio punto donde colocan una pequeña imagen de San Jerónimo. En cuanto al segundo elemento, varias personas le identifican como representación de la cueva donde vive San Jerónimo en Coatepec Viejo, y cuyo referente se mantiene hasta la fecha en la tradición oral.
Sea la presente colaboración un reconocimiento a todas las personas que participan en la confección del “Arco Mayor”, a don Juan Huesca Jiménez y sus hermanos Pedro, Lucio y Alberto, también a los “faeneros” y a quienes preparan los alimentos que se reparten en los días que dura el trabajo artesanal: María Reyna Medina Morales, Pascuala Colorado y Verónica López, entre otras tantas distinguidas personas que mantienen fervorosamente la tradición de los “Arcos de San Jerónimo”.