LECHE NIDO 26 Q
ARS SCRIBENDI
LECHE NIDO 26 Q
Rafael Rojas Colorado
En un día como hoy, pero hace cuarenta años, la sección 3
de la Compañía Nestlé, hacía los últimos preparativos para procesar un nuevo
producto en la fábrica de Coatepec, Veracruz. Era el 29 de junio de 1981, el
equipo se saneo perfectamente, el Egrón –secador de leche de una altura
aproximadamente de 18m. X 6m. de diámetro y cónico en la parte inferior– se
calentó con aire a más de 300 grados de temperatura durante todo el día, el
equipo de mantenimiento –taller mecánico– revisaron que todo estuviera en
perfectas condiciones. Los ingenieros hacían cálculos y, tanto en el evaporador
como área caliente, afinaban los detalles con los obreros que operarían, por vez
primera, estos nuevos equipos de producción. Todo el día hubo movimiento en la
torre de la fábrica, nervios y retos por afrontar una nueva responsabilidad,
claro que valía la pena. Desde que la fábrica Nestlé edificada en Coatepec y
que comenzó su producción de leche condensada el 19 de marzo de 1956, apenas en
1980 aumentaba un nuevo producto, Cerelec. Alimento en polvo muy nutritivo; un
año después daba un paso gigante, al sumarse a la producción de leches en
polvo.
Si no mal recuerdo, comenzó el
proceso en los primeros minutos del 30 de junio, el encargado del Egrón,
Francisco Jácome Rojano “Tiquio”, fue el afortunado al introducir el aire
caliente para pulverizar la leche, su ayudante Guadalupe Ramos Andrade “El
huevo”, abrió las pistolas para atomizar la lecitina a la leche en polvo, pocos
minutos después, el momento era histórico, el primer polvo de leche Nido 26 Q
en Coatepec. En la sala de tolvas, él gerente, ingeniero Guillermo Ramos,
esperaba con emoción la leche que lo empolvó por completo, Pablo Carrera Anell
también participó de ese baño de polvo, siguieron otros jefes, como Omar Vega, el
ingeniero Daniel Serna Valdivia, Guillermo Flores y entre obreros y todos los
presentes, disfrutaron de esa felicidad, una nueva era de trabajo nació en ese
momento.
Yo entré en el primer turno que iniciaba a las cuatro de
la mañana ese 30 de junio, con mi ayudante Carlos Jácome “cuecueche”, ya solo
vimos vacías algunas botellas de vino tinto, sidras y refrescos, con lo que se
brindó por ese importante acontecimiento laboral, pero estábamos felices de ser
parte de ese nuevo equipo de trabajo que iniciaba una nueva etapa en la
historia de la compañía Nestlé.
Fue esa década de los ochenta
muy importante para el trabajo en el departamento de pulverización –área muy
calurosa–, acrecentaron su experiencia muchos jefes, compañeros y amigos a la
vez: Daniel Serna Valdivia, Alejandro Marín, Alejandro García Camarena, Guillermo
Palafox, David Meneses González, Juan X, Ignacio Leal de la Rosa, Jorge Castro,
Luis Álvarez, Manuel García Matamoros, Jorge del Callejo Ángeles; Humberto
Mújica, Alberto Lechuga Méndez, José Arturo Báez Vásquez, Alfonso X, Francisco
Meza, José Antonio Torres Gastelú, Joel Quintero, Guadalupe Hernández, el
ingeniero Guevara de Puebla; Arturo Ortiz, Romualdo Solís, Juan Miguel Mateu
Armand, y entre otros más, Héctor López Mendoza. El primer jefe de fabricación
polvos, fue el ingeniero Guillermo Flores, procedente de Lagos de Moreno
Jalisco. De capacitación estaba el licenciado Sergio Pliego Casillas. Los
representantes sindicales: Lino González, secretario de Actas y Acuerdos del Comité
Nacional; Fructuoso Fernández, secretario general Local; Ramón Texon, secretario
de Trabajo y Jacinto Pomares, presidente de Vigilancia y Justicia.
Los encargados del Egrón:
Francisco Jácome Rojano, Jorge Robles Alarcón, Rafael Rojas Colorado. Relevo: Emilio
Siliceo.
Ayudantes: Guadalupe Ramos Andrade, Arturo Sánchez
Velásquez, Carlos Jácome. Relevo: Roberto Tejeda.
Segundo grupo de ayudantes: Rafael García Hernández,
Gilberto Acosta Estévez, Rafael Zitácuaro, Salvador Ronzón, Felipe Muñoz
Méndez, Manuel López Tapia, Luis Rebolledo, Everardo Lira, Juvenal Reyes. En
limpieza don Rubén Fernández “Él viejo”, Juan Morales y Gilberto Blásquez.
Encargados del evaporador:
Alfonso Maldonado, Martín Juárez, Mariano García Campos y Silvino Reyes; sus
ayudantes: Marcos Montero Colorado, Roberto Álvarez y Rafael Muñoz Méndez.
Encargado de los hornos:
Roberto Castillo, Sergio Vásquez, José Luis “El güero mafer” y otros compañeros
más.
La aventura del egrón fue muy importante para nuestra
generación, ya que contribuimos con nuestro trabajo, a elevar la producción y
calidad del producto en mención, a la vez que nos enriquecíamos de experiencia
laboral y de valores éticos, los cuales se aplicaban en el trabajo e
interrelación entre compañeros.
En la ruta del tiempo cada quién tomó diferentes caminos,
en casos más tristes, los de la misma muerte, pero, a través de estas líneas,
en este momento, todos nos reunimos nuevamente en un ritual espiritual, para
evocar aquella fecha memorable y que la vida nos concedió la oportunidad de
coincidir, a través del trabajo, en la Compañía Nestlé. Un abrazo para todos
ustedes que forman parte de mis cálidos recuerdos, y una oración para los que
ya no están con nosotros. rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx