Los amigos del presidente
Pedro Peñaloza
Es fácil ser bueno; lo difícil es ser justo.
Víctor Hugo
- Un modelo reciclado. AMLO ha movido sus piezas reproduciendo el viejo estilo que practicó el PRI, el partido donde él militó, es decir, colocar a sus amigos en puestos claves sin importar su capacidad técnica para desarrollar el cargo. Se trata de priorizar lealtad. No importa el costo económico y social de la curva de aprendizaje. Para eso sirve el poder. Faltaba más. Nada nuevo nos ofrece el tabasqueño. El estilo de gobernar proviene de su ADN tricolor. Sus discursos justificatorios son la añeja verborrea nacionalista y aparentemente justiciera.
- Posiciones y facturas. Colocar en la Secretaría de Gobernación a Olga Sánchez Cordero, quitándole el sistema de inteligencia, significa, simplemente, un desplante irrespetuoso. Además, la secretaria propuesta carece de oficio político para encarar los movimientos y los desafíos de un contexto convulso y polarizado. Quizás por eso coloca de subsecretario a Alejando Encinas, personaje multiusos e incondicional del poder, para apagar fuegos y adaptarse a lo que quiera AMLO; a una de sus amigas, Tatiana Clouthier, la castiga con una subsecretaría, sí a flamante coordinadora de campaña le paga mal; en otra oficina pone a Zoé Robledo, un jovenzuelo sin ninguna experiencia para esos niveles, pero al parecer acrítico y maleable.
Asimismo, los nombramientos en Relaciones Exteriores de Marcelo Ebrard, en Pemex Octavio Romero, en Energía, Rocío Nahle, German Martínez en el IMSS, Bartlett en la CFE, Esteban Moctezuma en la SEP y Durazo en la SSP reafirman tres características: fidelidades, pagos momentáneos y alianzas estratégicas. En cualquier caso, AMLO ejerce un control inamovible sobre dichos funcionarios.
- Un congreso listo para la cargada. AMLO, fiel a ese estilo tan priista decidió, consultando al espejo y por promesas pactadas imponer a Ricardo Monreal como coordinador en el Senado. Nadie chistó. El acomodaticio de Martí Batres se aguantó y se conformará con ser vicecoordinador o Presidente del Senado. Ahí todo indica que el virtual Presidente tiene control total. En contraste, en la Cámara de Diputados, AMLO no impuso al coordinador, pero de acuerdo a distintas fuentes, sí logró que el viejo arribista, Porfirio Muñoz Ledo, sea el presidente de la Mesa Directiva y le coloque la banda presidencial. Mientras, Padierna, Gómez y Delgado, buscan la bendición del ex Jefe de Gobierno.
Epílogo. Todo planchado. Como se ve, AMLO llegará al primero de diciembre con un poder hegemónico en todas las instituciones, es previsible que presenciemos la reedición de aquel presidencialismo de poderes ilimitados. Claro, en nombre de 30 millones de sufragistas. ¡Y lo que nos falta ver!
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz