Pedro Peñaloza

Los primeros trazos

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Pedro Peñaloza

Los hechos no dejan de existir sólo porque sean ignorados.

Thomas Henry Huxley

 

  1. Un triunfo sin contenido. El caudal electoral que obtuvo AMLO y que le dio 30 millones de sufragios, contrasta con el contenido de sus propuestas de gobierno. Nadie puede regatear el triunfo del tabasqueño. Los problemas que hoy enfrenta la inminente administración superan las arengas en mítines y las frases efectistas de campaña. Parece ser que esto aún no lo digiere el ex Jefe de Gobierno. No ha comprendido la dimensión política económica y social que implica ejercer el poder de manera documentada. Hasta ahora, si nos atenemos a la narrativa de los hechos que han caracterizado estas últimas dos semanas, únicamente encontramos nombramientos de funcionarios polémicos, declaraciones banqueteras sin sustento estadístico y, sobre todo, una anémica propuesta integral que de luz del horizonte que nos ofrece para el próximo sexenio. Claro, alguien podrá decir que eso lo contendrá el Plan Nacional de Desarrollo. Sin embargo, los disparos verbales que ha soltado el Presidente casi electo, no auguran buenas noticias para las mayorías y carecen de solides conceptual.
  2. El arte de evadir. Durante estas dos semanas AMLO ha mostrado un singular estilo para evadir temas y definiciones, refugiándose en monosílabos y risas festivas. Su dispersión y constante improvisación lo obligo a dar un catálogo de cincuenta puntos de temas diversos y dispersos para sustentar su llamada “Cuarta Transformación”, que ya analizaremos en otras entregas. Por lo pronto, tocaremos tres puntos que dibujan la anatomía del próximo gobierno: a) Fomentar la idea de que mediante la realización de decenas de foros emergerán propuestas para “pacificar” al país, es la confesión pública de que AMLO y sus subordinados no tienen una alternativa concreta para lograr dicho propósito; b) Imponer 32 delegados en las entidades federativas como “vigilantes” del Gobernador y gestores de los recursos federales exhibe la vena neoporfiriana y el control total del ejecutivo; c) Aplicar la llamada “austeridad republicana” tiene una parte rescatable al quitar privilegios a la llamada “burocracia dorada”, sin embargo, es iluso pensar que el monto de recursos ahorrados pueda modificar la insultante desigualdad social y la pobreza que asuelan a la mayoría de la población.

Epílogo. Está claro, por estas prematuras posturas, que se avecinan tiempos complejos. Adelgazar al Estado y apapachar a la cúpula empresarial con transferencias directas y privilegios fiscales puede llevarnos a tener un gobierno que reparte mendrugos a los pobres y facilite la acumulación de riqueza de las minorías privilegiadas. Todo esto y más lo hará el próximo Presidente avalado acríticamente por la mayoría morenista en el Congreso.

pedropeñaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz 

 

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