Los viejos usos, las mismas costumbres.
Martín Quitano Martínez
Preguntas al azar (1)
¿Dónde está mi país?
¿junto al rio o al borde de la noche?
¿en el pasado del que no hay que hablar
o en el mejor de los agüeros?
¿Dónde?
¿en la desolación de la memoria?
¿en el otoño de la gracia
o en el oasis de los quietos?…
Mario Benedetti
Displicentemente, la sociedad mira con desprecio los comportamientos partidarios de unos y otros, de todos. Y es que los partidos se han reducido y desdibujado hasta convertirse casi únicamente en abigarrados referentes de lo que más se detesta; son las peores y más descompuestas frutas de una canasta social y pública que se consume en sus debilidades, en sus dolorosas contradicciones, en sus ambientillos malolientes.
Es un reto encontrar las diferencias entre el viejo y el nuevo PRI porque no las hay o son insignificantes. Siguen vigentes los viejos usos y costumbres, el comportamiento que se consideraba acabado, las imágenes y los discursos que nunca se fueron, las cargadas, las unciones, todo sigue allí presente latiendo con toda la fuerza del pinche poder.
El PRI “cambia” para seguir igual o peor, preparándose para lo que venga poniendo al frente la experiencia de los más viejos, de los que han construido y vivido la historia del partido donde nuestro país aparece en la encrucijada, de esos que lo han esquilmado y ayudado a profundizar su expoliación.
¡Cuánto revela la elección del nuevo dirigente nacional priista! Es una puesta más de las añejas simulaciones de un conjunto político que domina la pantomima, una simulación asumida por todos, que comparten y actúan sin hipocresía en actitudes de disciplina partidaria, a sabiendas de que sus institucionales comportamientos juegan los roles correspondientes, no mienten, solo representan lo que convenidamente les corresponde.
La crisis de un gobierno que cuenta con un presidente tan mal visto y peor calificado les obliga a cerrar filas; el futuro, su futuro, está en entredicho y ante ello es necesario contar con “la unidad y la experiencia” de los de siempre, pues los trastupijes requieren de buen pastor. El pacto interno se les hacía urgente, no podían, ni deben poner en entredicho su fortaleza; la posibilidad de que flaqueara la familia revolucionaria.
El cinismo de los simuladores no parece tener límites, enmedio del desgobierno, el partido en el poder nacional lanza sus cambios sobre la base de la continuidad de las alianzas internas que tanto daño han hecho a nuestro país, acorralados, reformulan sus responsabilidades, pagan facturas y preparan sus acciones, los laboratorios de cara al 2018 aún son varios y los tienen que equipar, las cuentas ahora no les salen bien.
Veracruz y otros estados más tendrán procesos electorales de aquí al 2018, veremos cómo responde una sociedad que descalifica unos ejercicios de gobierno que han profundizado los problemas, que han desnudado sus horrores, que han destapado sus cloacas, que nos han llenado de temores.
Los procesos electorales de este año han evidenciado la fragilidad de nuestra democracia, por los actos y procederes de su clase política, por la actitud de una sociedad mayoritaria que dista de comprometerse, de estar presente en la puja por los cambios que se requieren. Pese a ello hay grupos, hay sociedad en movimiento que cansada de la pasividad reclama y urge, que no se conforma, allí están las posibilidades distintas que le brinden a la democracia el oxígeno que le hace falta.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
CAMBIO CLIMÁTICO: enorme responsabilidad para tan reducido compromiso, excepto esfuerzos como el de Efecto Sustentable A.C. Y el futuro?