Editorial

LUNA DE SANGRE

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Héctor Larios Proa

Vivimos en México, impresionante espectáculo que nos regala la naturaleza. Contrasta con el derramamiento de sangre en Tlataya, Estado de México, 22 civiles murieron presuntamente en un “choque armado” con militares el 30 de junio. Hechos violentos, refrendan el autoritarismo caciquil en la localidad de Ayotzinapa, Guerrero: 6 muertos, 17 hospitalizados, 43 desaparecidos, levantados por la policía y entregados al grupo delictivo “Guerreros Unidos”. Lo increíble estudiantes normalistas que ejercen su libertad y exigen sus derechos, son reprimidos por la delincuencia organizada, formada por autoridades locales incluido el alcalde, MP, jueces, y seguramente otros personeros de mayor jerarquía.

La nación  está por debajo de los indicadores promedio que favorecen al desarrollo humano, lo vemos en la crisis familiar, la baja calidad educativa a todos los niveles, en déficit de vivienda digna, los paupérrimos salarios mínimos, alimentación, el desempleo, la informalidad, elementos que sostienen a la pobreza, marginación, discriminación y la terrible desigualdad social, para convertir a millones de mexicanos en desafiliados sociales que carecen de la seguridad que debe brindar un Estado que se dice democrático, social y de derecho. La verdadera seguridad no es la brinda la policía, ni el sistema penitenciario para protegernos “del mal”.

Prueba de ello los bajos índices de desarrollo humano, publicados por la OCDE y el reporte de libertad económica del Instituto FRASER de Canadá donde México ocupa las últimas posiciones de 143 países objeto de la investigación. Estos datos son indicadores que sustentan el por qué cada día vivimos fenómenos sociales asociados  a la violencia y descomposición social. Fue Tamaulipas, Michoacán, Estado de México, Oaxaca, ahora Guerrero, ¿Cómo es posible desaparecer a los futuros maestros del país cuando más los necesitamos?

Porque el modelo económico, reafirmado con las reformas estructurales, aspira, suspira y apuesta por el mercado exterior. Y no por los jóvenes, estudiantes, a ellos no los necesita la estrategia que espera la llegada de capital extranjero para hacer de México tierra de maquiladoras. Un simple eslabón de una cadena productiva global gracias a una mano de obra calificada y barata que garantiza amplias ganancias, sin sindicatos que protejan sus derechos, sin gastos para seguridad social que los trabajadores del mundo desarrollado al que se supone aspiramos garantice.

La inversión en caso de llegar creará empleos de bajo perfil, que seguramente reactivará a la economía nacional y un posible crecimiento mayor al 3% anual, pero los puestos de medio y alto nivel están destinados a profesionales extranjeros, para que finalmente las ganancias regresen a sus países de origen y ante cualquier desequilibrio financiero internacional veamos, una vez más, fugas de capitales, devaluaciones, recorte de personal, sin olvidar la aniquilación de las empresas nacionales. Total, para los descalabros estamos los mexicanos que pagan, siguen y seguirán pagando los rescates financieros para cubrir con los pagos de deuda, recuérdese Fobaproa, más los que usted se acuerde. Enterrando a la educación como elemento de movilidad social.

En una sociedad donde el éxito radica en el consumo y la apariencia, de igual manera se ofrece al país al exterior, venden su riqueza y nos prometen con ello alcanzar la modernidad a costa de la pobreza y la sangre de los mismos de siempre: el pueblo.

En el capítulo más reciente de la historia nacional, el vetusto PRI pretende retomar el control total, de ahí la importancia del 2015, Michoacán y Guerrero son feudos del PRD. Hoy es un México diferente al país de la dictadura prefecta donde la opacidad autoritaria escondía la violencia social, seguramente conoceremos de hechos cada vez más crudos que expresan la descomposición social y política.

La corrupción e impunidad se conjugan en la lucha por el poder del autoritarismo regional, que tiembla cada vez que maestros, estudiantes y trabajadores protestan ejerciendo su libertad y exigiendo sus derechos, el mundo ha cambiado, esta de cabeza tanto que hoy podemos escuchar en el canal de las estrellas: LOS QUEREMOS VIVOS.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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