Especial

¡TIERRA A LA VISTA…!!!

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  (Parte III y última)

                El guía sonreía alegremente; al hablar del navegante, revelaba su emoción. ¿Su relato sería verdad?, ¿sería mentira?; entendimos con claridad que «su historia» con gusto la compartía y así lo seguimos escuchando:
                La primera noche de agosto, en el monasterio de La Rábida el almirante no durmió; repasaba de memoria los nombres de sus 87 marinos y grumetes andaluces de Sevilla, de Palos, de Moguer, de Huelva y de Lepe.
                En el muelle del Puerto de Palos de la Frontera, al suave movimiento del agua, las tres naves atracadas, chirriaban acompasadas sus maderas, esperando su próxima partida.
                El viernes 3 de agosto, nuestro hombre a bordo de La Santa María, —de escasos 23 metros de largo—, veía como el viento le hinchaba sus velas de mesana, de gavia y de trinquete, alejándolos lentamente del bullicioso puerto, rumbo a San Sebastián en las Canarias. Navegar a lo desconocido, no lo amedrentaba.
                Para no perder los vientos del este, la flota entró al Atlántico abierto; a los veinte días, sus hombres se aterraron por la quietud del Mar de los Sargazos, cuyas algas flotando, les dieron la impresión de ser tierra firme. El almirante hizo una bitácora con datos falsos para apaciguar el pánico de la tripulación.

La Niña y la Pinta eran embarcaciones de escolta. Los días pasaban y sus esperanzas de pisar tierra se desvanecían, se aferraba sin embargo a sus creencias, para no desanimar a sus hombres, y la confianza volvía. Le obsesionaba las recompensas que obtendría, si lograba su objetivo, prometidas por los reyes católicos.

               El vigía de La Pinta, Rodrigo de Bermejo «el de Triana», exactamente a los 37 días de haber dejado Las Canarias, a las dos de la mañana del 12 de octubre, desde su cofa gritó ¡TIERRA A LA VISTA!. Bajando por los obenques, santiguándose, dio gracias a Dios y a la Virgen del Pilar, por el milagro de salvarles la vida.
              Mirando el reloj, el guía dio por terminada la charla. A la insistencia con la pregunta del quinto viaje de Colón, respondió: —está bien, nos vemos después de la comida en el restaurante «Abades», aquí enfrente, en Triana.
              Amigos, la comida estuvo de rechupete…!!!
              ¡Ánimo ingao…!!!
               Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.
               No se vayan sin disfrutar imagen y música…!!!
                 http://youtu.be/nrJ8MwK4Dj8

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