LUZ RAQUEL
LUZ RAQUEL
Martín Quitano Martínez
Del
fanatismo a la barbarie solo media un paso.
Denis Diderot
Cuánto daño personal y social
nos ha hecho la violencia en todas sus manifestaciones, que en nuestro país
puede llegar a ser normal el asesinato de una mujer o la posibilidad de orillar
a alguna a tomar la decisión de autolesionarse por el acoso y las violencias
recibidas. Luz Raquel, madre soltera, madre de un hijo con autismo, por lo cual
era victimizada en su entorno residencial y por lo que todo parece indicar hasta ahora, fue
incendiada y falleció.
Aquí un ejemplo de la violencia
de la intolerancia social, de la violencia de la incapacidad y la omisión
institucional, de la violencia del desapego y la falta de empatía ante el
sufrimiento del sufrimiento. Este es apenas una parte más de lo que se ha
“normalizado” a fuerza de las veces que sucede, de la insensibilidad que
posiblemente se vuelve sello de protección frente a los horrores.
Luz Raquel es quemada viva, víctima
de la ignorancia y de pasar por alto a sus llamados de auxilio, del negligente
trato ante las evidencias del acoso que sufrían ella y su hijo presentadas ante
autoridades no solo incompetentes, sino insensibles y de muchas maneras
cómplices del resultado final de unas agresiones palpables, realizadas al
amparo del desdén de una justicia lejana, por personas dispuestas a amenazar, a
agredir a otros hasta la muerte, convirtiéndose
en bestias capaces de hacer cualquier cosa, a salvo de reclamos y sanciones
gracias a la impunidad.
En nuestro país, con
frecuencia se retoma como verdad la letra de la canción “la vida no vale nada”,
ni la vida propia ni la de los otros. Con tantos controles rotos, con
principios o valores de respeto y tolerancia poco exaltados, vistos como incómodos
equipajes ante nuestras condiciones de inseguridad y bárbara violencia, es que
nos van quedando cada vez más lejos los códigos sociales que promueven la
convivencia respetuosa, apegada a normas básicas, a reglas escritas o no, mediante
las que podemos reunirnos siendo distintos, y salir adelante considerando
nuestras diferencias. En cambio, queremos imponer nuestra visión, cada uno de
nosotros apostamos por hacer lo que nos venga en gana, sin que nadie nos diga
que la ley es la ley, porque a fin de cuentas la justicia nunca llega.
Luz Raquel fue asesinada por
la irracionalidad humana, pero también la de las instituciones y funcionarios
que, ante un primer grave y duro ataque con cloro industrial, dictaron que sus
agresores no podían acercarse a menos de tres metros, sin sancionar las pintas
de amenazas directas en el edificio donde vivía, ni las proferidas por su
vecino, leyendas llenas de odio, con amenazas de muerte que cumplieron y ante
las que las autoridades nada hicieron.
¿Cómo es que hemos llegado a
estos niveles de estupidez? Ante tales hechos es momento de reflexionar con
seriedad y preguntarnos sinceramente si sigue siendo válida la expresión de que
“somos más los buenos”, o se ha convertido en un lugar común de resguardo para
las buenas o hipócritas conciencias, frente a los hechos que muestran los
niveles de enajenación y por qué no decirlo, la maldad que cada vez más llena
los espacios de nuestras vidas mientras volteamos hacia otros lados.
Estoy indignado. Cómo creer
que se puede pensar en un México distinto si los que se asumen en los debates
políticos y públicos piensan en votos y no en acciones concretas para superar
nuestras profundas taras institucionales y sociales. Cómo podrá haber cosas
distintas si el cinismo, la simulación y la hipocresía son el sostén de la mayoría
de los referentes políticos y públicos, desplegando sus encantos mientras los
hechos como los de Luz Raquel van apareciendo cada vez más en las noticias, llenando
fugazmente los espacios de nuestra información, apenas distrayéndonos de las
olas de incertidumbre respecto de nuestra situación actual y nuestro futuro.
Estoy convencido, sin embargo,
que es viable hacer mejor las cosas, que no hay destinos manifiestos y que pese
a lo terrible de nuestro presente es posible apostar en contra de los hechos y
circunstancias que hoy por hoy nos tienen postrados. Las miles de Luz Raquel,
reclaman hacer mucho más, tanto, hasta impedir que sigan las cosas como hasta
ahora. Porque el regocijo oficial de todos los colores de que todo va mejor, es
falso, es inventado o acomodado. Ahí están los muertos, los desaparecidos, ahí
sigue la arbitrariedad e impunidad, la corrupción que asedia nuestras vidas.
Por ello y en contra de todo ello debemos reclamar y mejorarnos.
DE
LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Un dato del horror,
en México, de 2020 a 2021 las agresiones con ácido a mujeres crecieron en 125%.
mquim1962@hotmail.com/ twitter: @mquim1962