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NAVIDAD

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NAVIDAD

Por Rafael Rojas Colorado

A lo largo del año hemos vivenciado la experiencia de quedarnos en casa, al menos las personas que tuvimos esa facilidad, otras siguieron con su rutina cotidiana con ciertas medidas de prevención para no ser contagiados por el Covid-19, así lo exigía su trabajo. Un ente invisible vino a modificar nuestras conductas en el diario vivir. Tal vez solo aceleró lo que ya estaba previsto para un corto futuro, es decir una nueva forma de vida, de cambio en esta era de la tecnología y la modernidad. No todo ha sido malo, la pandemia nos unió más con la familia e hizo presente la reflexión, valoramos lo que habíamos olvidado por las prisas cotidianos.

Por lo pronto las fiestas decembrinas se hacen presentes, se comienzan a despertar las emociones y bellas sensaciones nos dulcifican el alma, afloran los sentimientos y la armonía en nuestro ser. Lo cierto es que no será una navidad como estamos acostumbrados, si es que somos responsables de la salud individual y de la familia, las amistades que acostumbran a reunirse en esta fecha se quedarán 

en casa con los miembros del hogar para cenar en sana paz. Nos quedaremos sin misa presencial y el abrazo se suplirá por un rose de codo o de puño. Los parabienes a los amigos serán a través de mensajes electrónicos que suplen a las cálidas tarjetas navideñas que nos embriagaban de emoción y alegría al recibirlas. Se notará la ausencia de las posadas, la rama y las pastorelas, tal vez algunas por línea y nada más, pocas luces de pirotecnia iluminarán el cielo y muchos centros comerciales y de la vía pública estarán cerrados.

En fin, es un momento para reflexionar, para valorar la vida y todo lo que esta nos ofrece y no tenemos capacidad para darnos cuenta de nuestra riqueza espiritual. Elevar una plegaria por la memoria de aquellos que ya se marcharon, pero que siguen presentes en nuestro corazón. ¿Qué sucederá cuándo el virus sea superado? Es seguro que se queden establecidas ciertas normas sanitarias y de seguridad, pronto lo sabremos, pero si habrá un cambio en nuestras vidas, de eso no hay duda.

Vivamos la natividad en casa con nuestra familia, despertemos ese recuerdo de aquel niño que nació en el pesebre irradiando la ternura, seguro que nuestro corazón se inflamará de amor y valoraremos, aún más a nuestros seres queridos. Con toda seguridad el regocijo nos acompañará en esta navidad que siempre la recordaremos como una experiencia más de nuestro existir que nos dejó la pandemia.

Lector, le deseo una feliz navidad y un venturoso año nuevo en el que renazca la solidaridad, la fe y la esperanza por construir un mundo mejor.