NECESIDAD DE DIALOGAR
Entre columnas
Necesidad de dialogar.
¿De verdad son traidores a
la patria los que piensan distinto a las ideas que desde el poder se puedan
plantear? ¿Es tan básica su visión de país que la enorme pluralidad mexicana la
reducen a una decisión binaria? ¿Es sólo
el presidente el que sufre tal obcecación y los demás de su equipo no lo
contradicen, o es que de pronto la padecen todos los que le obedecen ciegamente,
sin ninguna reflexión social o política?
Conozco, convivo y en muchas
ocasiones he debatido con amigos, de filiaciones políticas distintas, en el
marco y respeto de los ejercicios plenos que brinda la amistad y la democracia, sabedores de la importancia
que tiene reconocernos en las diferencias, tolerarnos e incluso lo mejor,
buscar coincidencias.
A lo largo de mi
vida, creo que nunca he pensado -y espero que ellos tampoco-, que con nuestras
diferencias, cada quien defendiendo su posición, se forje la idea de que el de
enfrente sea un traidor a la patria porque me contradice, porque no se suma a
mi proyecto o a mi convicción política.
El anhelo de una patria más
justa, igualitaria, libre, democrática y en paz, es un anhelo compartido por
todas las filias políticas, por ello es que pasa por las distintas visiones y
prioridades que podamos tener respecto de cómo ir concretando esas aspiraciones.
Y la democracia y el marco jurídico
nacional, deben garantizar la oportunidad de pensarlo y decirlo, y que sea
respetado pese a las emociones o pasiones que rodeen los distintos caminos para
lograrlo.
Al final del día, lo relevante
es reconocernos y respetarnos más allá de las diferencias, acaso buscando
convencer con argumentos e ideas, acercando nuestras posiciones y nuestras
reflexiones para encontrar puntos de acuerdo.
Los acuerdos se construyen
escuchando a todos, atendiendo sus planteamientos, tomando nota de sus
propuestas, debatiendo, sabiendo y reconociendo que hay muchos que piensan
distinto a mí, y entre ellos.
En el México de hoy solo hay
una voz que habla pero que no gusta de escuchar, salvo que sea para alabarle. Y
cuando se ventilan ideas distintas, son atacadas con la burla, la amenaza, la
banalidad. Necesitamos debates serios, respetuosos e inteligentes. Debates de
altura, diálogos que ayuden a encontrar coincidencias y a construir puentes
donde hoy solo hay cerrazón y discordia. Para cruzar más allá, abandonemos las
visiones únicas, el fanatismo y los prejuicios dominantes. Bajemos el volumen
al ruido ensordecedor de la intolerancia y la descalificación, abriendo la
posibilidad de establecer los diálogos que toda democracia merece.
Los tiempos que corren, ominosos, bárbaros en sus condiciones de dolor e
injusticia, creadas por años al amparo de la arbitrariedad y la impunidad, con
consecuencias aún imprevisibles, no podrán ser enfrentados con tan solo una
visión. Es en la pluralidad y la riqueza de los valores democráticos en donde
podrán encontrarse las salidas, las oportunidades que, independientemente de
nuestras diferencias, todos nos merecemos.
DE LA BITÁCORA DE LA
TÍA QUETA
Dice INEGI que en 2020 en Veracruz cerraron más
de 52 mil microempresas. ¿Qué se rasquen como puedan?