Ars ScribendiPLUMAS DE COATEPEC

OLIMPIADA XXXIII

Comparte

OLIMPIADA XXXIII

Los ojos del mundo están fijos en Francia, país en el que después de cien años, vuelve a ser sede de los juegos olímpico modernos. La inauguración de suma creatividad, inspiración espiritual y de gran avance tecnológico. Soberbia en el buen sentido de la palabra, reflejando su historia, arte, literatura, inclusión social, deporte, costumbres, luces y la placidez del río Sena exhibiendo las delegaciones que surcaban sus serenas aguas. Todos iban saludando al mundo a través de la lente de las cámaras. El pebetero lo enciende Teddy Riner. La emoción es sublime e inesperada, al ver que la llama se elevó resplandeciendo el cielo parisino, ¿Será el mismo que iluminaba a los dioses del olimpo? ¿O el que Prometeo entregó a los humanos para despertarle el intelecto y la creatividad? Es posible.

            Ya iniciaron las guerras pacificas representadas por medio del deporte, simulando las hazañas de los guerreros ancestrales que iban en busca de la victoria. Las estrategias, la inteligencia, valor, fuerza física y espiritual, reflejada en cada actividad deportiva. Esta es la guerra del hombre moderno, la que entrelaza al mundo, la que enriquece el valor, la dignidad y el orgullo de un país gracias a sus atletas. Todos ellos forjados desde la niñez, preparándose para este momento sagrado, pisar el escalón más elevado del pódium por ganarse una medalla y escuchar en su honor el himno nacional de su país.

            Fue llamativo el ver un recorrido de seis kilómetros sobre el río Sena a un corcel mecánico representando el “Espíritu olímpico”, los franceses debieron evocar las travesías de Napoleón Bonaparte combatiendo a los ingleses, o a Juana de Arco, mensajera de Dios combatiendo por la supremacía de Francia. Quizá la agudeza de Víctor Hugo, Honoré de Balzac, o de Charles Baudelaire, los tres retratando la sociedad de sus tiempos con el uso de la literatura y la poesía.

            Del 26 de julio al once de agosto, cada etnia apoyará a sus atletas favoritos, se les reconocerá el esfuerzo y el valor que aporten en las competencias correspondientes. Cuando todo haya terminado, volverán a esparcirse por el mundo buscando el regreso a casa, pero llevan consigo la alegría, emotividad y satisfacción, de haber sido parte de una olimpiada de ensueño, que, con cierta musicalidad, los acompañará durante toda la vida.

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx