OPINIÓN – IT: CAPÍTULO DOS
Por: Pablo Contreras Sánchez
Pocos nombres son tan sinónimos con el terror contemporáneo como el de Stephen King. El escriba de Maine lleva más de cuatro décadas aterrando a las masas, y sus obras literarias han sido adaptadas con gran éxito a otros medios, incluyendo, por supuesto, el séptimo arte. Muchas de estas adaptaciones son referentes obligados del género y el cine en general, como ‘El resplandor’ (la cual difiere significativamente del material de origen, pero eso no quita el hecho de que sea una obra maestra cinematográfica), ‘Sueños de fuga’, ‘Carrie’, ‘Milagros inesperados’, ‘Cuenta conmigo’ y ’El juego de Gerald’, por mencionar algunas.
Dos años atrás, ‘Eso’, uno de los trabajos más queridos del escritor, llegó a la pantalla grande de la mano del director argentino Andrés Muschietti. La larga novela, fruto de inhalar un montón de cocaína cerca de una máquina de escribir (eso de acuerdo con el propio King, vive sin drogas) ya había sido adaptada a una mini-serie en 1990, protagonizada por Tim Curry, y al gozar esta de un respetable estatus de culto, el cual continúa al día de hoy, la expectativa alrededor de esta primera adaptación fílmica era muy grande. Pero a estas alturas, uno diría que dicha presión acabó dando frutos, ya que ‘IT’ (2017) se convirtió en la película de terror más taquillera en la historia, y considerando también el ya mencionado grueso del libro, no fue una sorpresa cuando su revelación final fue que ese era apenas el primer capítulo de una historia más grande.
Después que el Club de los Perdedores derrotara a Pennywise, la entidad maligna que ha embrujado al otrora tranquilo pueblo de Derry, Maine durante siglos, éstos hicieron un juramento de sangre, con el cual se comprometieron a volver en caso de que la criatura también lo hiciera. Veintisiete años después, y reunidos por una terrible tragedia, los Perdedores, ahora convertidos en adultos, comienzan a cuestionar su cordura cuando es momento de encarar nuevamente sus traumas de la infancia, cortesía de un payaso psicótico con sed de venganza.
Mi aspecto favorito de ‘IT: Capítulo dos’ fue, sin lugar a dudas, la dirección. Lo anterior fue una sorpresa absoluta para mí, ya que casi todas las películas de terror modernas de este calibre, especialmente aquellas con un atractivo comercial tan grande, tienden a ser bastante genéricas en su presentación. Los fanáticos del género tendemos a recurrir a filmes más pequeños e independientes para obtener nuestras dosis de creatividad y experimentación visual, por lo que fue absolutamente refrescante ver a Andy Muschietti tomar la naturaleza alocada de la novela (en su mayoría, al menos; de nuevo, no hay mención directa de tortugas cósmicas) y aplicarla a esta secuela. Su estilo puede ser apreciado a través de transiciones estilizadas, que ilustran los constantes saltos temporales en la narrativa de manera inteligente e ingeniosa (evitando hacerlos repetitivos o discordes), la cinematografía inspirada, el trabajo de cámara dinámico, y los efectos visuales surrealistas. Esta película no tuvo miedo de ponerse rara, y yo siempre aprecio eso.
Otra cosa es segura: esta película tiene un elenco ENORME. No solamente tenemos el regreso de los niños actores que se robaron nuestros corazones en el capítulo anterior, sino también la llegada de un montón de caras nuevas, pero al mismo tiempo familiares, que interpretan a sus contrapartes adultas; entre ellas destacan Jessica Chastain como Beverly, James McAvoy como Bill y Bill Hader como Richie. Los Perdedores adultos, más allá de ser prácticamente idénticos a sus equivalentes pre-pubertos (el parecido entre James Ransone y Jack Dylan Grazer, por ejemplo, es increíble), se sienten como la evolución natural de sus personajes, lo que hace que sentir empatía por ellos de inmediato sea posible. Oh, y Bill Skarsgård está de regreso como Pennywise. Sí, éste sigue siendo tan aterrador y oscuramente divertido como la primera vez.
Como se dijo anteriormente, si quitamos al payaso demoníaco y cualquier otro elemento sobrenatural de en medio, esta película trata, en esencia, sobre adultos que lidian con trauma infantil, y de cómo el hecho de enfrentarlo, en vez de enterrarlo, ignorarlo o huir de él, es la única forma de superarlo; es quitándole el poder a nuestros miedos que podemos aspirar a conquistarlos. Hay una larga porción de la misma dedicada a nuestros protagonistas deambulando sitios clave de su pasado, con el fin de desentrañar sus recuerdos más dolorosos, y esto, lejos de ser aburrido, me pareció genial, al ser yo fan del terror psicológico por encima de cualquier otro… peeero mentiría si dijera que nunca llegué a sentir la duración de dos horas con cuarenta y ocho minutos (por cierto, ¿se acercarán a, o rebasarán, todos los blockbusters estrenados después de ‘Avengers: Endgame’ las tres horas? Porque ya empieza a verse así).
Finalmente, la película tiene algunos problemas de representación con respecto a ciertas minorías, ya que además de su escena de apertura (la cual, para ser justos, cumple con su función de establecer el tono de los perturbadores y horripilantes sucesos por venir, incluyendo niños siendo devorados con vida por el payaso) hay un aspecto bastante significativo del personaje de Richie que, en definitiva, pudo haber sido explorado a mayor profundidad. Pero él no es el único que sufre fruto de un filme a veces sobrecargado, ya que los arcos narrativos de otros Perdedores, como Mike y Stanley, también se vieron reducidos. Aún así, no debemos olvidar que, de nuevo, esta es una película con un gran elenco de personajes, y el hecho de que el final aún resuene con tanta fuerza como lo hace, es más representativo de la calidad en general que lo anteriormente mencionado. Eso sí, yo nunca le diré a nadie como se debe sentir, por lo que no he de invalidar tus sentimientos si ciertos aspectos del filme te parecieron ofensivos.
VEREDICTO:
No tiene mucho caso comparar ‘IT: Capítulo dos’ con su predecesora en cuanto a calidad, ya que ambas son dos partes de una misma historia. Como desenlace de la misma, esta película ofrece un clímax más enfocado al desarrollo y catarsis de sus personajes, que al simple espectáculo (del cual, por fortuna, aún queda bastante para nuestro disfrute).
El balance de terror y comedia de la primera parte se mantiene aquí, aderezado con una sorpresiva cantidad de emotividad y madurez, por lo que, y a pesar de que esta es una película de miedo, es muy probable que acabes con los ojos llorosos. De hecho, hay un chiste recurrente a lo largo del filme, en el cual todos se burlan de Bill por el hecho de que no sabe escribir buenos finales, y ese podría ser el guionista tratando de adelantarse a algunos miembros de la audiencia que pueden tener ese mismo reclamo… pero yo no. Esta es una película de terror surreal con un gran corazón, y yo no puedo pedir mucho más que eso.
CALIFICACIÓN: 3.5/5 estrellas.