Cinergia

OPINIÓN – QUIZÁS PARA SIEMPRE

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Por: Pablo Contreras Sánchez

A no ser que estés hecho de piedra, lo más probable es que hayas disfrutado de por lo menos una comedia romántica en tu vida, la cual te hizo reír, llorar y tocó tu corazón, cambiando tu perspectiva cínica sobre el amor durante noventa minutos antes de volver a tu triste realidad. Desde ‘Cuando Harry conoció a Sally’ hasta ‘Mujer bonita’ y la irreverente ‘Virgen a los 40’, pareciera que no podemos tener suficiente cuando de historias de amor aspiracionales se trata. Recientemente, una nueva generación de cineastas nos ha brindado joyas como ‘Yo soy Simón’, ‘Locos de amor’ y la nominada al Oscar por Mejor guion original ‘Un amor inseparable’. Estas historias exploran los altibajos de enamorarse desde puntos de vista nuevos y más diversos, los cuales revitalizan la ya familiar fórmula hollywoodense. Por supuesto que Netflix, el gigante del streaming, no podía quedarse atrás, con su exitosa ‘A todos los chicos de los que me enamoré’ y la recientemente estrenada ‘Quizás para siempre’, la cual hizo estallar al internet con su participación especial de Keanu Reeves, pero más sobre eso más adelante.

‘Quizás para siempre’ sigue las desventuras de Sasha Tran (Ali Wong) y Marcus Kim (Randall Park), dos amigos platónicos de toda la vida que, después de un incómodo one-night stand, deciden separarse y no dirigirse la palabra de nuevo durante dieciséis años. En la actualidad, Sasha es una chef de renombre con su propio restaurante en Los Ángeles, mientras que Marcus es un instalador de aire acondicionado de día y músico de noche, quien decidió nunca dejar San Francisco para estar con su papá después del fallecimiento de su madre. Después de que el prometido y manager de Sasha la cortara de la manera más eufemística y rebuscada posible, ésta decide volver a San Francisco, donde un re-encuentro con Marcus les dará a ambos la oportunidad de finalmente estar juntos… quizás.

Es evidente que a Ali Wong y Randall Park, quienes fungen como productores, guionistas y protagonistas de la película, realmente les importó el proyecto. Primero que nada, la química entre ambos exuda un carisma irresistible de principio a fin, lo cual es realmente todo lo que puedes pedir a una película como esta, cuya calidad depende casi exclusivamente de qué tan convincente sea el vínculo de sus protagonistas en pantalla; y aún cuando éstos son tan buenos juntos y por separado, es admirable que el resto del elenco esté conformado por ladrones de escenas, tales como Michelle Buteau, quien interpreta a Veronica, la ocurrente mejor amiga de Sasha, Vivian Bang como Jenny, la esposa ‘espiritual y sexual’ de Marcus, y sí, también Keanu Reeves como una versión súper-exagerada de si mismo, la cual llegó en el instante adecuado, pues el internet está completamente enamorado de él en este momento. Personalmente, creo que no me había reído tanto con una película en lo que va del año, como lo hice viendo sus escenas.

También meritoria es la dirección de Nahnatchka Khan, quien juega con nuestras expectativas constantemente, oscilando entre comedia y drama perfectamente (A veces, sin siquiera decir una palabra), con ciertos momentos anticipados para ser graciosos, pero que acaban siendo dramáticos, y viceversa. De igual manera, la directora hace gran uso de silencios y situaciones incómodas (Particularmente, conversaciones espontáneas que no van a ningún lado) las cuales imitan la vida real con resultados hilarantes. Su humor es muy auténtico, y yo lo disfruté bastante. No obstante, el ritmo en la segunda mitad de la película se desmorona un poco, debido a que el conflicto en ella se siente apresurado y forzado, lo cual resulta especialmente notorio, pues las premisas dramáticas están ahí, pero estas son apenas exploradas, en aras de encajar mejor en la clásica estructura narrativa de las comedias románticas.

VEREDICTO:

Me tomó un tiempo finalmente ver esta película, porque después de toparme con ESA escena una y otra vez en internet, pensé ya había visto lo mejor que tenía por ofrecer, pero por fortuna, estaba equivocado. ‘Quizás para siempre’ es una comedia romántica dulce y encantadora, que me hizo reír a carcajadas constantemente, y también se las arregló para conmoverme. No llegó a inventar el hilo negro, pero tampoco es como si pretendiera hacerlo, y su uso de tropos y clichés es por momentos inteligente, mientras otras veces simplemente distrae, pero cumple con su objetivo último de entretener y traer algo nuevo a la mesa sin alterar demasiado la fórmula. Después de todo, esta es la historia de dos personas fundamentalmente distintas que se enamoran en circunstancias hilarantes e inesperadas; sabes que la has visto antes unas mil veces, pero nunca con Keanu Reeves llorando y pidiendo perdón mientras escucha los sonidos del animal que se está comiendo en un restaurante de lujo, ¿o sí?

 

CALIFICACIÓN: 3.5/5 estrellas.

‘Quizás para siempre’ ya está disponible en Netflix.

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