El Valor de Nuestra Gente

Paternidad y maternidad responsables

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El valor de nuestra gente

Linda Rubí Martínez Díaz

 

Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. El pilar fundacional de la sociedad es la familia nuclear, la cual no excluye otras posibilidades de convivencia, sin embargo, es la única con posibilidades para hacer prevalecer nuestra especie y por lo tanto, es importante revalorarla y entenderla a nuestro contexto actual, pues es cierto que ya no se puede ver como una institución jerárquica encabezada por el padre, sino comprenderse desde las nuevas políticas de la equidad. Hoy en día debemos hablar en términos de maternidad y paternidad responsable, un concepto que evoca el mutuo acuerdo entre los pilares de toda familia para que esta funcione de acuerdo a principios básicos de todo comportamiento bien encaminado.

La paternidad así entendida consiste en concientizar a padre y madre sobre la necesidad de responsabilizarse de la procreación, pues esta no es algo simplemente biológico sino que los implica el relacionarse con alguien de una manera única y espiritual. Tener un hijo es un bien en esencia, así como un don, no algo estipulado por el derecho. Es generar el acto más puro del crear, pues se está dando lugar a una nueva vida. Por lo tanto, ser padres reales implica el tomar esta tarea como algo propio y esencial en la vida humana, algo que dista de la paternidad mal entendida reducida a lo material.

Decidir tener un hijo es una gran responsabilidad por lo que debe ser algo planeado y bien pensado, y no una acción al azar. Por ello, es importante que antes de hacerlo, se planteen las posibilidades físicas, económicas y sociales para saber cuándo es adecuado engendrar una nueva vida. Pero además el verdadero concepto de paternidad responsable va más allá de las condiciones materiales, para verse como una decisión moral, pues se basa en la madurez que cada quien tiene no solo para vivir en pareja, sino construir algo nuevo con ello.

Los tiempos actuales de explosión demográfica irresponsable han sido enfrentados como un problema material, y se ha dejado de lado el educar moralmente a nuestros hijos de tal manera que tomen las riendas de su propia vida, con las implicaciones que ello conlleva. Creo que es momento de trabajar este punto, de educar para la libertad, con la consciencia de la responsabilidad que tenemos ante nuestras acciones, ante los otros y ante nuestros hijos.

Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.

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