La Otra Versión

¡Pobre de mí Coatepec!

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    René Sánchez García.

En días pasados leí en la página virtual de El Financiero que se edita en la ciudad de México, una noticia referente a la situación en que se encuentran actualmente los 20 pueblos designados como mágicos en el país. De inmediato fije la vista en Coatepec y me encontré con la desagradable noticia que ocupa el penúltimo lugar en la lista, debido a que tanto las autoridades municipales como su comité respectivo no han cumplido con todos y cada uno de los requerimientos solicitados por  el gobierno federal, pese a que ya han recibido los estímulos económicos correspondientes. La noticia también habla de que la iniciativa privada (o sea, los propietarios de cafés, restaurantes, hoteles, estacionamientos y demás servicios) no han querido invertir lo suficiente para hacer de Coatepec un pueblo verdaderamente turístico de primer nivel, en otras palabras, atractivo, agradable, pero sobretodo, confortable para propios y extraños.

La anterior noticia me hizo reflexionar sobre la impresión que deben llevarse los turistas que nos visitan cada fin de semana y en vacaciones (que día a día disminuyen considerablemente) al transitar por las calles aledañas al centro histórico de la ciudad, mismas que se encuentran no en estado pésimo, sino desastrosos, que da pena sean vistas. En varias de ellas el adoquín suena como marimba desafinada (Colón y Melchor Ocampo), que se le suman las de concreto que están despedazadas como rompecabezas (Santos Degollado, Constitución y Amado Nervo), sin contar aquellas que casi son todas que están mal parchadas o remendadas con sus fugas respectivas del vital líquido, algunas.

A todo lo anteriores menester agregar los problemas de circulación vial que se forma en las principales calles de la ciudad, que hace lentísimo el tránsito vehicular desde las 6.30 hasta las 20.00 horas aproximadamente. Notándose un breve respiro los sábados y domingos de cada semana, a excepción del centro histórico donde no fluye nada, debido a que los restauranteros ocupan media vialidad con sombrillas, mesas y sillas, y “El piojito” hace de las suyas para acabarla de amolar. Como siempre, no hay nadie que intente poner algo de orden. Ya para que gastar inútilmente la tinta escribiendo sobre la pobreza en que viven miles de coatepecanos (de la ciudad y sus congregaciones) sin fuentes de trabajo, debido a que nadie, absolutamente nadie con poder político o financiero ha querido volver la mirada al campo, al café, a lo artesanal y a lo industrial, que en el pasado tanto lustre dio a nuestro pueblo y región. Solo basta recordar que nuestros paisanos millonarios del ayer hicieron dicha riqueza de la explotación de la tierra y de la fuerza del hombre.

Claro, dirían algunos, todo es reflejo de lo que sucede a nivel nacional e internacional. Los otros mencionarían: es falta de voluntad de aquellos y nosotros.

¡¡Pobre de mí Coatepec!!

sagare32outlook.com

 

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