Pobres Municipios Veracruzanos
Pobres Municipios Veracruzanos
Por Armando Antonio Rangel González
El pasado proceso electoral nos dejó muchas
reflexiones e historias inverosímiles; en el ámbito municipal, tuvimos de todo,
candidatas y candidatos con capacidad y experiencia probada; algunos otros que
heredaron el cargo sin contar con carrera profesional y/o experiencia; así como
también personas con una reputación muy cuestionada (incluso presos durante el
proceso de campaña) y desgraciadamente, también se presentaron hechos violentos
con candidatos asesinados, dicho sea de paso, uno de ellos, en el municipio de
Cazones, quien arrasó en las urnas.
Más allá de estas situaciones, la mayoría de
los Ayuntamientos, por no decir todos, carecen de un problema en común, la falta
de recursos suficientes para hacer frente a las demandas de su población, ya
que actualmente entre el 75% y el 80% de sus ingresos provienen de fuentes de
financiamiento del Gobierno Federal, lo que hace más que evidente la
dependencia de los recursos federales, principalmente etiquetadas para
objetivos y población específica.
Ante esta realidad, los Ayuntamientos tienen
que recurrir a la contratación de obligaciones financieras (deuda pública), proveniente
de fuentes de financiamiento públicas, vía la banca de desarrollo y/o privadas,
a través de la banca comercial. En este sentido, al 31 de diciembre de 2020, un
total de 201 Ayuntamientos contaban con deuda pública ante el Registro Público
Único de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por un monto total de $
2,349.1 millones de pesos.
De este importe, tan solo
10 Ayuntamientos concentran el 51% de la deuda total (Coatzacoalcos, Tuxpan,
Veracruz, Xalapa, Minatitlán, Pánuco, Boca del Río, Orizaba, San Andrés Tuxtla
y Córdoba); sobresaliendo los Ayuntamientos de Coatzacoalcos y Tuxpan, que se
ubican entre los 25 municipios más endeudados del país, tomando en cuenta el
monto de su deuda por habitante.
La anterior, es una realidad que pone en
jaque a los Ayuntamientos, limitando aún más la disponibilidad de sus recursos,
ya que el pago del monto de deuda y de sus intereses, compromete los recursos
líquidos, toda vez que poseen más obligaciones, tanto operativas como
financieras.
Resulta fundamental y prioritario que las
nuevas administraciones lleven a cabo una doble estrategia; por un lado,
fortalecer sus fuentes propias de ingresos, especialmente eficientando la
recaudación del impuesto predial, y por otro lado, logrando recursos, a fondo
perdido, de fuentes internacionales de financiamiento.
El reto no es fácil, los Ayuntamientos deben
volverse gestores de recursos, para lo cual se requiere de personal capaz para
llevar a cabo esta actividad prioritaria, que significa recursos suficientes
para hacer frente a cada uno de los compromisos que sus habitantes demandan;
además de los compromisos que les serán heredados como pago a proveedores,
contribuciones, adeudos, laudos y demandas que representarán un compromiso
presupuestal futuro.
Los Ayuntamientos
deben apostarle a una verdadera planeación estratégica, la cual tome en cuenta
los aspectos presupuestales para dar atención a las necesidades sociales y a
los compromisos que le sean heredados; no obstante, es importante que esta
planeación fije oportunamente los objetivos a alanzar, determine las
estrategias y programas a seguir y establezca las metas específicas que se
esperan lograr; en pocas palabras, se requiere de Ayuntamientos con una visión
desde la planeación estratégica.