PUEBLOS MÁGICOS, UN FRACASO
PUEBLOS MÁGICOS, UN FRACASO
Por René Sánchez García
El
pasado domingo 19 de noviembre pasado, una nota de Julio Gutiérrez publicada en
el periódico nacional La Jornada,
menciona que actualmente se encuentra desaprovechado el potencial de Pueblos Mágicos
en México, debido a que, “después de recibir el nombramiento no lo saben
aprovechar, pues no incentivan la promoción o la llegada de inversionistas y es
por ello que, en muchas ocasiones, pasan a convertirse en localidades para el
turismo de paso”. De hecho, muy pocos Pueblos Mágicos cumplen con el objetivo
de “fomentar el desarrollo sustentable de las localidades poseedoras de
atributos de singularidad, carácter y autenticidad a través de la puesta en
valor de sus atractivos, representados por una marca de exclusividad y
prestigio teniendo como referencia las motivaciones y necesidades del viajero
actual”.
Por su parte, Armando
Bojórquez, especialista del sector turístico y presidente de la Asociación para
la Cultura y Turismo de América Latina, indicó “que pocas son las comunidades
que saben aprovechar el nombramiento y hay otras que lo toman sólo por tomarlo
e incluso se vuelve un tema político”. De acuerdo con datos de la Secretaría de
Turismo (Sectur), la aportación promedio que hacen los mejores Pueblos Mágicos
a la economía de los estados es de un 3.1 por ciento. En comparación un total
de 69 Pueblos Mágicos, de los 132 en total, contribuyen al PIB de su estado con
tan sólo 0.1 al 0.9 por ciento, un rango muy bajo en comparación. Este último
es el caso de los Pueblos Mágicos de Veracruz.
En la nota periodística se
destaca que en la gran mayoría de los Pueblos Mágicos “no hay infraestructura
hotelera, no promueven su inversión, no hay restaurantes, se nota falta de
iniciativa y de creatividad. Solamente llegan turistas nacionales, no
extranjeros y se vuelven entidades donde se hace el llamado a un turismo de
paso, se quedan una noche y se van”. A nivel nacional, sólo entre 5 y 6 por
ciento de estas localidades tienen la capacidad de recibir turismo de alto
nivel, por ello las restantes, deben de buscar formas de promoverse. En muchos
de los casos para las entidades y para los ayuntamientos locales sólo
representa un verdadero dolor de cabeza.
Aquí se menciona que la
licencia de Pueblo Mágico dura tres años, y lo que se requiere para conservarla
“es documentar la innovación y el fortalecimiento del destino por medio de sus
productos; evaluar el impacto que ha tenido el desarrollo turístico; mantener
relaciones comerciales con al menos un intermediario de servicios; tener un
sistema de información estadística, y tener un informe anual detallado de las
actividades”. En el nombramiento se hace patente el compromiso de “los
habitantes y los empresarios de la entidad de transformar a primera vista la
impresión de dichas comunidades. Se pintan las casas, se remodelan las
banquetas y las calles, así como los hoteles y restaurantes”. Asunto anterior
que no se nota en nuestro Pueblo Mágico de Coatepec, precisamente esa comunión
o colaboración decidida entre los habitantes, los dueños de los comercios y las
autoridades del ayuntamiento.