QUE NO GANE BRASIL
Pedro Peñaloza
Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.
Eduardo Galeano
LA economía brasileña ha dejado de crecer, el auge en sus exportaciones de materias primas a China, que le representaron grandes crecimientos en época de crisis, no le alcanzaron para resolver sus problemas estructurales. Ahora, con una sociedad dividida por la desigualdad, la delincuencia y la pobreza, el gobierno tiene que hacer frente a uno de los mundiales más caros de la historia en medio de protestas, manifestaciones y huelgas.
Lo que en un principio fue alegría y fiesta hoy se convierte en una verdadera pesadilla. Cuando Lula da Silva ganaba la sede del mundial hace 7 años, nunca imaginó este escenario. Las protestas que sacaron a la calle en la pasada Copa Confederaciones a estudiantes universitarios, reclamando mejores servicios públicos y los altos costos invertidos por el mundial, tomó por sorpresa al gobierno, el cual, respondió únicamente con represión, hecho que incrementó la ira e indignación de los manifestantes. La presidenta Dilma Rousseff prometió grandes inversiones en vivienda, educación, transporte y salud, para calmar los ánimos, hasta la fecha el gobierno no ha cumplido con lo pactado.
Con respecto a la organización de la Copa, uno de los más grandes reclamos ha sido la excesiva cantidad de sedes mundialistas, con doce en total, lo cual ha representado 3,700 millones de dólares únicamente en la construcción o remodelación de estadios, además, en todos ellos se han dado presupuestos mucho mayores a los establecidos inicialmente, reflejando una gran corrupción. Asimismo, algunos recintos terminando el mundial quedarán como elefantes blancos ya que se edificaron en zonas donde no hay mucho arraigo futbolero como el caso del estadio Nacional Mané Garrincha en Brasilia o la Arena Amazonia ubicado en la selva más extensa del mundo.
De igual manera, una de las mayores ilusiones que provocó a los brasileños ser sede mundialista fue el desarrollo de la infraestructura en comunicaciones y transporte, variables necesarias para el desarrollo económico. Sin embargo, las obras proyectadas se han tenido que detener por falta de presupuesto. De las 167 que se planearon, sólo se llevaron a cabo 68 dejando 88 para tiempos mejores debido a los sobrecostos (Véase Forma y Fondo, Reforma 1/junio/2014). También, la capacidad de alojamiento y la falta de ampliación en los aeropuertos ponen en riesgo la llegada de los más de 600 mil turistas que espera el país sudamericano. Con grandes rezagos, Brasil recibe al mundo.
En el tema de seguridad las cosas no están mejor, porque de las doce sedes seleccionadas siete se encuentran entre las cincuenta ciudades más violentas del mundo. Y ante este panorama, el gobierno tiene pensado sacar a la marina y al ejército a las calles en el evento mundialista, una clara provocación para las manifestaciones callejeras. De igual forma, los operativos para la pacificación de las favelas han fracaso rotundamente, sin contar que se han registrado y comprobado por varias asociaciones civiles matanzas y asesinatos a joven y niños a manos de la policía.
La «Copa de Copas» puede ser un punto de inflexión para la sociedad brasileña. A pocos días de la inauguración muchos sindicatos han decido parar actividades, pueblos indígenas, estudiantes y diversos partidos han prometido que las manifestaciones no van a parar. Sin embargo, todo esto puede perderse conforme la selección brasileña vaya avanzando en la justa mundialista, en un país donde el futbol sirve como adormecedor de masas, un campeonato del mundo para la Canarinha pondría en segundo plano las demandas, olvidando los grandes rezagos. Por lo tanto, que no gane Brasil.
Algo Más. Parece que el tiempo no le alcanzó a Miguel Herrera para formar una selección a su gusto. La ilusión de llegar lejos en el mundial se desvanece en promesas vacías. El combinado de Bosnia anuló el parado del «Piojo», esperemos que Camerún o Croacia no hayan visto el partido. Contra Portugal se despejarán o aumentarán las dudas. Veremos.