La Otra VersiónPLUMAS DE COATEPEC

RAMÓN RODRÍGUEZ, EL POETA DEL AMOR

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RAMÓN RODRÍGUEZ, EL POETA DEL AMOR

René
Sánchez García

 

Cuando laboraba por las tardes en el Instituto de Investigaciones en Educación de la UV, allá en la Unidad de Humanidades de la ciudad de Xalapa, recuerdo que, a través de los vidrios de mi cubículo, veía pasar muy a menudo a un hombre de avanzada edad, de caminar lento, con vestimenta sencilla, de barba blanca y con peinado desalineado. No sabía que se trataba de un poeta que le escribía al amor.


Se trataba de Ramón Rodríguez (Córdoba, Ver., 1925, Xalapa, Ver., 2014), que quienes lo conocían mencionan que fue miembro del primer Consejo Editorial de la Universidad Veracruzana, desde donde nacieron, bajo la dirección de Sergio Galindo, no sólo la revista cultural La palabra y el hombre, sino también diversas colecciones literarias que dieron renombre a jóvenes escritores que con el tiempo se convirtieron en famosos escritores.


Quienes conocen de cerca su obra publicada, mencionan que Ramón Rodríguez era todo un cancionero, trovador y voz cantante en cada poesía. No fue un empírico cualquiera, estudio Letras Españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Por ello, Ángel José Fernández expresó: “que Ramón con una voz original y de alto valor estético, evolucionó desde lo retórico de la preceptiva hacia la más viva y pudiente oralidad”.


En el año 2000, cuando me inscribí en la Escuela de Escritura Creativa de Lorenzo León, me tocó en fortuna nos hablara en su curso acerca de la poesía, dando muestras de la destrucción de las formas tradicionales europeizantes, para hablar, escribir y cantar creativamente, pero de “manera irónica, despiadada, burlesco, atonal, incluso antipoético, coloquial y a veces hermético. O sea, una poética muy personal, sin concesiones y sin parentesco alguno con la poesía de los poetas de su generación y de su tiempo”.


Entre sus obras publicadas más conocidas se encuentran: Ser de lejanías (1960), Cuartel de invierno (1986), Apuntes para un blues (1995), La navaja de Occam (1998), Desciendo al corazón de la noche. Obra reunida (2008), entre otras más. En varios de sus escritos se nota su calidad de cantautor y poeta, mismo que canta al amor, así como su invención y reinvención de lo íntimo y externo, siempre desde la orilla de lo solitario.


En alguna ocasión, esto es, mediante una entrevista hecha por Diego Salas, Ramón Rodríguez expresó: “La vida es lo que nos forma. Para ser poeta, hay que vivir. Yo viví muchas cosas, entre ellas, a Marifé. Y sí, también hay que leer, pero eso es obvio”. Brianda Pineda Melgarejo recomienda la lectura de Agenda del libertino, último libro del poeta donde se muestra que “el erotismo reside quizás en saberse amante de una mujer que es, insolita maravilla, todas las mujeres”.

sagare32@outlook.com