ROSINHA, MI CANOA
Hoy les recomiendo una
novela de un escritor brasileño, José Mauro de Vasconcelos, quien nació en el
barrio bangu, del Río de Janeiro. La novela es emotiva, de principio a fin,
pues es un poema de amor, entre Zé Orocó y su canoa Rosinha, entre la voz de la
selva, la lluvia y los ríos que conducen de un pueblo a otro escondidos en el
follaje de la vegetación, que va siendo exterminada por el hombre blanco, día a
día.
Un día, Zé Orocó, apareció en la selva, convivía con los
indios, con los ríos y logró penetrar en el palpitar de la selva. Aprendió el
lenguaje vegetal, escuchaba hablar a los árboles, a interpretar el canto de los
pajarillos y conoció la conducta de los animales. Este escenario fue en el que
encontró la felicidad, cuando llovía veía descender el agua desde la copa de
los árboles, hoja por hoja hasta que escurría por las enredaderas que abrazaban
el tronco y se sumergía el líquido en el suelo. Entonces se aspiraba el olor a
tierra húmeda, un perfume hermoso que avivaba los pulmones de Zé Orocó,
personaje central de la historia literaria.
Los árboles ancestrales, se les veía a gusto gozando de
su experiencia, mientras que otros más jóvenes, los descubrían los indios y los
talaban para comerciar sus maderas preciosas; esto le sucedió a un hermoso Landi
–árbol brasileño también llamado jacareúba–, deseaba vivir muchos años, pero
fue descubierto por los indios y derribado, lo arrastraron a la rivera del río
y de él nació Rosinha, la canos de la que se enamoró Zé Orocó, el hombre que
por afirmar que los árboles hablaban lo tomaron por loco y lo enviaron a un
manicomio de la gran ciudad. Allí experimentó el contraste de la selva y la
civilización, fue enclaustrado por tres largos años, humillado, aislado y
castigado con la manguera de presión de agua fría, la que le hería sus piernas,
su sexo, el abdomen, brazos y cabeza. Tuvo que desistir de su idea para volver
a la libertad. Cuando fue liberado regresó a la selva, pero encontró a Rosinha
inservible.
José Mauro de Vasconcelos –1920-1984– fue un
extraordinario narrador de historias, muchas de ellas entrelazadas con su vida,
a las que talentosamente les dio existencia más allá de su muerte. Escribió más
de una veintena de libros: “El Velero de Cristal”, “Corazón de vidrio”, “El ojo
de cristal”, su cuento, “La misa sol” y entre muchos más, su Best Seller, “Mi
planta de naranja-lima, traducido a muchos idiomas.
Estimado lector, aquí tiene una experiencia más de la
literatura universal, solo decídase a leer.
rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx