San Rafael Guízar y Valencia
San Rafael Guízar y Valencia
Por
Ing. Sandra Lindo
Nos
encontramos próximos a la festividad de San Rafael Guízar valencia el 24 de
octubre. Y queremos aprovechar para reflexionar sobre las enseñanzas que su
vida y obras dejo a las familias católicas.
Nació
en el seno de una familia católica en Cotija Michoacán el 26 de abril de 1878,
huérfano de madre a los nueve años, durante sus años de ministerio sacerdotal
se dedicó a dar misiones y pese a las persecuciones que sufrió, trabajó
incansablemente para formar a los jóvenes en el amor de la Eucaristía y la
devoción tierna y filial a la Virgen.
El 9
de agosto de 1919 tomó posesión como obispo de Veracruz, donde se ocupó de
visitar el territorio de la diócesis mediante misiones, obras de asistencia,
formación de sacerdotes y predicando en las parroquias.
Murió
el 6 de junio de 1938, fue sepultado en la Catedral de Jalapa y fue Canonizado
el 15 de octubre del 2006 a su sepulcro recurren miles de peregrinos
solicitando su intercesión.
La
familia y la Iglesia mantienen una relación de fortalecimiento mutuo. La
familia depende del sacerdocio para aprender la doctrina y las ordenanzas,
cuando los niños observan a sus padres cumplir con sus llamamientos, las
relaciones familiares se fortalecen.
Como
en el caso de San Rafael actualmente existen muchos niños y jóvenes que crecen
en hogares donde falta uno de los padres, donde uno no es miembro de la iglesia
o son inactivos en la práctica del evangelio, y es en la Iglesia donde pueden
encontrar el amor de Dios para cubrir esos huecos.
Para
el Padre Rafael “ganar almas para Dios” era su motivación de vida. Por el
sacramento del matrimonio los padres tienen la oportunidad de recibir la gracia
necesaria para conducir la familia al Padre al ser educadores de la vida
religiosa de los hijos.
Monseñor
no sólo fue misionero infatigable sino también un buen pastor que estaba
dispuesto a dar la vida por sus ovejas. Contaba con las tres virtudes
esenciales del buen pastor su amor, su fidelidad y su solicitud.
Monseñor
nunca atemorizo a las almas amenazándolas con la condenación, por el contrario
les inspiro confianza filial en la misericordia divina, dedicaba todo el tiempo
disponible a los mas necesitados.
En
el caso de los padres respecto al amor es tratar de escuchar y entender a sus
hijos, respecto a la fidelidad es luchar cotidianamente para que ese amor
crezca y la solicitud se refiere a la solidaridad de cada uno de los miembros
con su entorno.
Y al
igual que Monseñor ofreció un ojo por la conversión de un general que había
causado mucho daño, los padres están dispuestos a ofrecerse para expiar las
culpas de los hijos.