Se Consolida La Procesión Del Silencio En Coatepec
- Se congregaron cerca de doce mil personas
Miles de fieles católicos se dieron cita en el Barrio de los Carriles el pasado Viernes Santo por la noche, para participar, encabezados por sus Párrocos y Rectores, en la Gran Procesión del Silencio en su octava edición.
Con el redoble de tambores de dos bandas de guerra y vela encendida en mano, la multitud comenzó a descender por las calles de Quintana Roo y Arteaga hacia el Centro Histórico en absoluto e imponente silencio; minutos antes de iniciar, el Párroco Quintín López Cessa había exhortado a todos los presentes a escuchar a Dios en el silencio: “al Señor, no se le puede escuchar con el corazón disperso –decía- es necesario interiorizar, reflexionar y esta noche se presta para ello.”
Los turistas, visitantes y comerciantes del primer cuadro de la ciudad que esperaban pacientes el arribo de la caravana, pudieron observar al frente de la misma, a un grupo de acólitos con el humeante incensario y esbeltos ciriales, en seguida, los señores Sacerdotes del Decanato de Coatepec, después, la bella talla en madera de la Virgen Dolorosa, imagen que data de la segunda mitad del siglo XVIII y que resguarda la parroquia de San Jerónimo; muy probablemente es la misma que menciona el Padre Antonio Mateo Rebolledo en su obra: “Apuntes Históricos y Geográficos de la Villa de Coatepec”, tras ella, las damas que cargaban las andas con la escultura, organizadas por turnos. Un gran acierto de los organizadores fue integrar en diferentes puntos del contingente, lámparas con vela y bombilla de cristal, así como ocho arbotantes de fina herrería, portados por jóvenes universitarios ataviados de riguroso traje negro, además de dos largas filas de varones con antorchas a cada extremo del arroyo vial.
Al arribar al espacioso atrio parroquial de San Jerónimo, mismo que resultó insuficiente para contener a toda la feligresía, se entonó el antiguo canto “Stabat Mater”, que describe el sufrimiento de la Virgen María en la Pasión de Cristo y subraya que junto a la cruz y de pie, se encontraba ella, la Madre del Redentor.
Correspondió al Padre Juan Francisco Díaz Díaz, Vicario Parroquial, dirigir el Sermón del Pésame a la Virgen, destacando en su mensaje que la maternidad espiritual de María, se extiende amorosamente y abraza a todo creyente en Cristo.
Vaya desde estas líneas nuestro sincero reconocimiento a coordinadores y participantes en esta marcha del silencio haciendo votos para que como ha venido sucediendo, esta manifestación de fe, se afiance y deje en cada uno de nosotros un compromiso genuino para rescatar en el día a día, los valores humanos y cristianos.