Somos muchos más que dos.
Somos muchos más que dos
Por Martín Quitano Martínez
Por lo tanto, debemos
reclamar, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los
intolerantes.
Karl
Popper
No, no
hay solo dos bandos en la sociedad mexicana, somos muchos más “bandos” y formas
de pensar. Los mexicanos somos un mosaico variopinto de opiniones, de
criterios, de aspiraciones y de decisiones. Esto es fácilmente observable
incluso dentro del núcleo familiar. No hay solo dos opciones de futuro, no hay solo
dos preferencias políticas.
La
advertencia, venga de donde venga, de ello es de muchas maneras un
despropósito. Porque aún no es tiempo de decisiones electorales, salvo en los calendarios
personales, de acuerdo al cual se reinicia la campaña de cara al próximo año;
una campaña que en realidad nunca se ha abandonado. Porque sólo así tiene
sentido que predomine un discurso polarizador propio de una campaña, porque se
debería de estar haciendo absolutamente lo contrario, unir en lugar de dividir,
conciliar en lugar de amenazar y señalar.
Qué
pena que sobresalgan las acciones de candidato sobre la visión de estadista que
deberían acompañar todas las decisiones. No se debe continuar con acentuar la polarización para garantizar la
prevalencia y dominación de un discurso de extremos que ha sido tan rentable
políticamente, pero que en la realidad concreta de gobierno no aporta nada. No
se debe continuar con la descalificación como respuesta a cualquier
cuestionamiento, con creer poseer la verdad absoluta o proyectos
incuestionables, propósitos donde solo caben incondicionales y subordinados.
No, no
solo hay blancos y negros, no solo hay seguidores y detractores, hay mucho más
que eso en un país como el nuestro. El
reduccionismo de dos bandos no sólo es dañino socialmente, sino que es
excluyente de la tableta de colores que existe en nuestro México y que
representa a un sistema democrático que con tanto trabajo, esfuerzo y luchas se
ha ido logrando aun en medio de sus fragilidades y pendientes.
Me
niego a ocupar cualquiera de los dos bandos de los que ahora se habla a riesgo
de que tanto blancos como negros me consideren sospechoso. Tengo muchas razones
para oponerme en lo personal, pero además porque identifico a la pluralidad
como un valor de la democracia mexicana, rica por su diversidad y
pluriculturalidad, donde la libertad de pensamiento y expresión que tanto ha
costado impulsar, pueda ser esencialmente la oportunidad para mejorar y superar
nuestras trágicas condiciones.
Más allá
de nuestra problemática nacional compleja e infausta, no debe olvidarse la
posibilidad de los encuentros en una tolerancia, ahora bajo asedio, que a
trompicones ha dado pautas para conformar una sociedad que ha brindado, pese a
todo, espacios para dirimir diferencias en condiciones democráticas. Todos somos
beneficiarios de ellas; no es justo que se le ponga en riesgo.
Los sufrimientos
presentes, de la salud, de la violencia esquizofrénica, de la corrupción que no
termina, la arbitrariedad, la impunidad y la pobreza que se acentúan, forman un
coctel de repercusiones negativas incalculables que merecen discutirse y atenderse en el marco de una obligada unidad nacional,
porque ningún bando logrará sacar adelante al país sin el dialogo que de
oportunidad a coincidencias mínimas y tengan el apoyo del conjunto social. Las
posiciones unilaterales no alcanzan para mejorar el futuro, un futuro que nos
incluya a todos.
LA
BITÁCORA DE LA TÍA QUETA.
Entre
el olvido y el menosprecio pasó el Día del Medio Ambiente en México.
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@mquim1962