El Valor de Nuestra Gente

Tiempos de alternancia

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Por Linda Rubí  Martínez

 

Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. Tiempos nuevos se avecinan en nuestro estado, como consecuencia de un ambiente político y social polarizado. Viviremos por primera vez el paso a la alternancia en la estructura de gobierno, después de más de 80 años en el que el PRI gobernó con altos y bajos. Y hoy debemos invitar a la reflexión sobre lo que viene, que es una nueva forma de administrar los asuntos públicos. Pues, aunque las instituciones prevalecen, la visión y las ideologías cambian.

Si bien debemos reconocer que el partido que gobierna actualmente, perdió, la lectura que debemos tener es que en realidad el voto de castigo prevaleció, de tal manera que la población se ha dividido en tres. Porque el triunfador lo ha sido por mayoría simple, no absoluta, tomando en cuenta que la votación se repartió entre tres opciones. El votante veracruzano está cansado de tanta simulación y corrupción. Nuestra economía local se estancó durante 6 años, donde no hubo obra relevante y por si fuera poco, tenemos una deuda pública impresionante. A pesar de que el PRI tenía un buen candidato, el voto en contra tuvo una carga crítica importante hacia el actual status quo. Así mismo, muchos simpatizantes priístas prefirieron apoyar a otras fuerzas políticas, no como un acto de traición sino para enviar el mensaje de que ni siquiera se está cuidando a las bases, la gente de a pie. Hoy, debemos recapitular y reflexionar antes de actuar. Las personas ya no creen en ningún partido, creen en otras personas cuando se trata de buscar esperanzas. Pero critica a toda una organización por las malas acciones de unos cuantos. Es entendible que se haya dado paso a la alternancia, incluso es deseable dentro de una democracia madura. Sin embargo, el hartazgo social primó sobre la evaluación de propuestas.

Hoy en día tenemos acceso casi inmediato a cualquier tipo de noticia, por lo que el ojo ciudadano está más atento sobre los errores de nuestros gobernantes. Pero es preciso trabajar sobre el consenso. Ahora necesitamos que la población sea edificante, que construya puentes, que note una propuesta real sobre los sentimentalismos. Esto es importante para distinguir entre la libertad y la demagogia, entre quienes buscan el bien común y los tiranos que solo quieren enriquecerse.

Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.

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