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TRADICIONES EN LA FESTIVIDAD GUADALUPANA

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TRADICIONES EN LA FESTIVIDAD GUADALUPANA

Por Sandra B. Lindo Simonín

La mayoría de las familias católicas en la festividad de la Virgen de Guadalupe hacen un esfuerzo económico para seguir con la tradición de vestir a los pequeños de inditos e inditas para presentarlos ante la imagen de la Virgen de Guadalupe se vuelve un acto de fe que se refleja en cada cara de emoción con la que se acercan a la virgen para pedir protección.

Algunas madres explican que esta tradición la tienen arraigada en sus familias católicas, en las que acostumbran llevar vestidos de ‘inditos’ desde bebés, hasta la edad de tres años, para agradecer por su vida, pedir por su salud o en cumplimiento de alguna promesa, esta última es la más común entre las familias.

Los católicos interpretamos a la Virgen de Guadalupe como: “Ella es madre de todos los seres humanos; como se lo dijo a Juan Diego: Porque, en verdad, yo me honro en ser tu madre compasiva, tuya y de todos los hombres que vivís juntos en esta tierra, y también de todas las demás variadas estirpes de hombres, los que me amen” (Nican Mopohua, vv. 29-31).

La Virgen de Guadalupe, más allá de un motivo para que los católicos celebren, es todo un suceso cultural en México y América Latina.

Se le venera en cada ciudad, en cada pueblo, porque aunque no seamos muy religiosos, la fe en la virgen rebasa las estructuras religiosas y se convierte en imagen popular y el hecho de vestir a los niños de Juan Diego, es refrendar la fe en la Virgen María de Guadalupe, la madre de Dios por quien se vive, porque mantenemos viva la tradición de llevar a la iglesia a nuestros hijos menores vestidos como indios, una tradición religiosa y cultural que sigue presente.

Llevar a los pequeños con la vestimenta indígena es refrendar nuestra cultura, nuestras raíces, presentarlos ante la Virgen y la Iglesia, el 12 de diciembre significa también recibir la bendición y el compromiso de responsabilizarnos en la educación de los niños en la fe y en la vida cristiana.

Las tradiciones no han decaído, pues a pesar de la situación económica las familias hacen todo lo posible y hasta sacrificios para buscar la manera de obtener la vestimenta para los niños y niñas. Porque la virgen de Guadalupe es muestra de obediencia y humildad, es nuestro modelo de vida cristiana.