Ars Scribendi

UN HUÉSPED DEL AIRE

Comparte

 

Por Rafael Rojas Colorado

 

            No me preguntes como nací, este es un secreto que jamás te contaré, es un misterio. De mi naturaleza ya estás enterado, soy un virus, pero no soy una bacteria cualquiera, fui creada para causar el mal, en mi corazón, no sé si lo tengo o tan solo lo expreso como una metáfora, pero irradia la muerte; lo digo sin preámbulos ni remordimientos, porque todos nacemos para cumplir un objetivo en la vida, yo nací para asesinar seres humanos, esa es la verdad, me causa placer, la disfruto, es sumamente emocionante y es mi pasión.

            No me fue difícil el descubrir mi plan de ataque, al instante me llegó la idea ¿Cómo acercarme a esos seres dotados de razón si están dispersos en todo el planeta? Fue entonces que escogí el aire, pues este vehículo aéreo está en todas partes, en esa incolora textura me escondí, en sí soy microscópico y todavía cobijado por millones de moléculas contenidas en el aire, mi anatomía se torna totalmente invisible. El mismo hombre conforma mis ejércitos, pues solo me basta hospedarme en el cuerpo de unos cuantos, y ellos se encargarán del contagio entre sí mismos, facilitan mí trabajo.

            Esta aventura es muy divertida, puesto que fui descubierto a temprana hora y mis intenciones muy pronto se adivinaron por esos entes que presumen de inteligentes. Esta realidad reviste de más emoción e importancia a mis deseos de exterminio, ya te lo confirmé que se trata de asesinar y nadie posee el conocimiento para erradicar mis oscuros propósitos. Nadie detendrá mi paso, pues soy joven y poseo la ventaja de la sorpresa, ellos, incansablemente, buscan las mortíferas armas para combatirme y liquidarme, más son muy lentos, aunque presumen de avanzados reafirmo que son lentos. Entre ellos se aconsejan, formulan planes para protegerse unos con otros intentando burlarme, pero esto me indigna y mi odio se aumenta a cada instante.

            Soy el asesino del siglo, nadie me supera en popularidad. Me nombran en todos los medios de difusión. No existe un antídoto que me haga sentir temor, la decisión, la determinación y el profundo deseo de causar el mal me acompaña, soy la sensación del momento. Como ya advertí fui descubierto, pero eso poco importa, porque nadie sabe en dónde se esconde mi parte vulnerable. Nací para asesinar, soy totalmente insensible y solo pertenezco al daño, aniquilar vidas humanas es mi misión en la faz de la tierra. Sin embargo, nadie parece darse cuenta y deambulan indiferentes frente a otro germen que ya está esparcido en todo el planeta, se trata del virus económico, yo aniquilaré a muchos mortales, pero él dañará a la mayoría de la población de los continentes; y todavía vendrá otro, pero ya lo descubrirás a su debido tiempo.

            Pero ya que me estoy desahogando contigo no pienses que somos amigos, no confundas la amistad con una espontanea platica, solo te advierto, sí entre tus hermanos escuchas que conversan de muerte, entonces recuerda mi nombre: Coronavirus. rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx

                

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *