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Una historia deportiva

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Rafael Rojas Colorado

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx

 

 

 

 

 

En ese intento por rescatar las costumbres y tradiciones que distinguen al pueblo coatepecano, exploro una época reciente, pero que atesora la brillante actuación de aguerridos atletas que han puesto en alto a nuestro pueblo.

En el seno de los espesos montes de la región, diariamente hace su recorrido el esforzado atleta  Gerónimo Monroy  García. En ese bosque de niebla encuentra el oxígeno que nutre sus pulmones y, en las montañas, la multiplicación de glóbulos rojos, obteniendo una condición física cardiovascular que requiere para los esfuerzos de alto rendimiento. Estos son los resultados adquiridos en los ejercicios anaeróbicos y de larga distancia que asiduamente práctica.

Un éxtasis deportivo le acerca su primera competencia atlética. Trece kilómetros, en un circuito trazado hasta la montaña llamada “Las peladas”, aquel 27 de septiembre de 1982, con motivo del cierre de campaña del profesor Miguel Ángel Rodríguez Peralta, aspirante a la presidencia municipal de nuestro municipio. Esa fue la primera experiencia de Gerónimo, en la que obtuvo el cuarto lugar en la categoría Máster. Defendió su posición frente a guerreros de las distancias como Heriberto Gómez, Jorge Barrón, Carlos Hugo Vásquez, Carmelo Rivas, entre otros. En esa justa pedestre el vencedor general fue Juan Manuel Vásquez del equipo de Antonio Villanueva, quien se impuso a Darío Mávil, Pedro Ruiz, Armando Carrasco y a muchos más.

En su mente se dibuja el primer trofeo al que se hizo acreedor, esa presea tan anhelada por cualquier competidor la hizo una realidad. Además de $500.00, al ocupar el segundo lugar en su primera carrera foránea en Tierra Blanca, Veracruz. Cubrió una distancia de 10 km; hazaña la protagonizada el 14 de febrero de 1984.

A partir de ese momento  se convirtió en un devorador de kilómetros; en cada paso que avanza en sus recorridos a campo traviesa se encuentra con su inspiración más profunda, la que pone en práctica el día de la competencia. Grandes retos se ha propuesto en su vida deportiva, atreviéndose a desafiar ese monstruo llamado Maratón,  experimentando la dulce satisfacción de cruzar la línea de meta superando los  42.195 km de distancia.

Las evocaciones, la nostalgia, lo lleva a aquella juventud que se quedó atrapada en aquellos luminosos años, cuando protagonizó inolvidables justas pedestres que orgullosamente organizaba la “FREDEPO”, en las que se competía los sábados por la tarde, en una hermosa ruta de 9 km, en la carretera Xalapa-Coatepec, vía Briones. La meta se ubicaba a la altura de La florida, hoy C.B.T.I.S., disfrutando el paisaje natural de ese ayer. El año 1987 Gerónimo fue el ganador por puntos acumulados durante el año de la categoría Máster. La libre le correspondió al jalapeño Cesar Pacheco.

Una de las distinciones más sublimes en la vida deportiva de Gerónimo fue el ser invitado para portar el fuego simbólico que evocaba los 35 años de que en México se celebraron los juegos olímpicos. Esta fiesta deportiva se realizó en la ciudad de Xalapa, el 5 de octubre de 2003. Su alegría la compartió con Guadalupe Gladys Hernández Silva, Ángel Mávil, Víctor Mávil (Bitoque), Lorenzo Acosta Amaya, Guillermo Pérez Arciniega y otros. Otra de las gratitudes de la vida fue el ser nominado para portar el fuego que se enciende en la pirámide de la luna en Teotihuacán, para representar a los juegos centroamericanos y del Caribe el año 2014. Por las calles de Xalapa portó el fuego que significa la paz entre las naciones a través del deporte.

En 35 años de practicar apasionadamente el atletismo (carrera de fondo) tiene acumulado un record que rebasa las mil competencias y miles de kilómetros que son como estelas en sus diarios entrenamientos de distancias, consolidando el compromiso y entrega a este riguroso deporte. Su mejor tiempo en  10 km. es de 35.03 min.; en 5 km., 17 flash; en 16 km. 59.34 min. Este tiempo lo cronometró en la tradicional carrera Mahuixtlán-Coatepec-Mahuixtlán, en honor a san Pedro de Verona, el 29 de abril de 1987. En los 21 km. posee un tiempo de 1.24.29 min., registro que obtuvo en una carrera nominada “Pedro Manterola Rojas” en Martínez de la Torre, un 18 de noviembre de 2007. Un envidiable tiempo, sobre todo cuando se cuenta con sesenta años de edad. En el Maratón de Puebla cuenta con un tiempo de 3.02.39 min., el cinco de julio de 1989, quedando en sexto lugar, categoría Máster. Las dos son tiempos personales.

Los recuerdos que le acarician el alma son muchos, pero revive el Maratón de la ciudad de Guadalajara, el 13 de febrero del año 2000, en el que, mientras competían, repicaron las campanas de la catedral, como cuando reciben a los soldados que regresan a casa con la gloria de la victoria en la mano y la lluvia de confeti caía sobre la cabeza de los atletas, mientras cubrían los 42.195 km. También evoca a muchos compañeros deportistas como: Darío Mavil (El vampiro), Guillermo Godínez (Memín), Fernando Córdoba, Salvador Soler, Pedro Hernández, Juan Cortés, Juan Alarcón, Pascual Pablo Martínez, Florencio Morales Rivera, Sergio y Lino, entre otros.

Por problemas de salud, el 19 de septiembre de 2011, el cirujano Luis Hermila le adaptó un marca pasos. La cirugía se llevó a cabo en la clínica del IMSS de Veracruz. Pero lo que parecía un obstáculo definitivo que pondría fin a la práctica del atletismo, es vencido por la infinita pasión, fuerza de voluntad y el amor que Gerónimo siente por la carrera de gran fondo, y a la fecha de la operación ha acumulado 76 competencias, confirmando las proezas que un ser humano puede lograr cuando se propone objetivos en su vida.

Gerónimo Monroy García, nació un 20 de julio de 1947; está casado con la señora  Dolores Ibarra Torres, y es padre de cuatro hijos: Gerónimo, David, José y Darío. Al ingenio de Mahuixtlán  le entregó 42 años laborales. Para su familia y la sociedad es un ejemplo deportivo que permanecerá por siempre en  la memoria colectiva del pueblo. La educación primaria la estudió en la escuela Benito Juárez y la finalizó en el liceo Juan de la Luz Enríquez, en la que recuerda con ternura al extraordinario profesor Emilio Aburto Alfonso. En esos años en los que despertaba su adolescencia jugó futbol con vidriería Xalapa, y basquetbol con los Halcones, en 1964.

Su mejor programa de entrenamiento es la disciplina cotidiana y el amor a sí mismo. Diariamente se le ve al despuntar el alba desplazarse por la fresca floresta de la región. Sus pasos son las huellas que van esculpiendo un ejemplo a imitar, sobre todo por las nuevas generaciones. Sus sueños aún no finalizan y cada día está preparado con su fuerza espiritual para enfrentar a su mejor carrera: LA VIDA.

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