¡Usted Disculpe, Señor Gobernador!
Por Edgar Hernández
¡Vaya tontería imaginarnos siquiera que había rastros de nepotismo o corrupción en su gobierno!
Después de aclararnos una de sus empleadas –la Contralora- que por más que le buscó no halló rastro alguno de nepotismo reflejado en su familia o su digno gobierno, reciba usted, señor gobernador Cuitláhuac García Jiménez, nuestras más cumplidas disculpas.
Somos unos insensatos.
Verdaderamente abochornados e infelices nos encontramos quienes desde el pasado marzo empezamos a sospechar que “familiares” de usted estaban incrustados en su gobierno, en alusión directa al subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero.
Nos arrepentimos luego de escuchar a su colaboradora la Contralora General del estado, Leslie Mónica Garibo Puga de que todo es puro invento eso que Eleazar tiene a sus dos hijos, Eleazar y Nitzia, incrustados en Seguridad Pública y en el DIF.
¡Todo es falso!.. Puras infamias las nuestras por qué ¿quién los ha visto? ¿Quién les ha tomado fotos de cuando están robando el dinero?.. No, no.., no nos equivoquemos, don Eleazar ni es pariente, ni es de Morena y es un impoluto priista, uno de los que atraviesan el pantano y no se manchan.
Que confundimos estábamos.
No sé ni cómo fuimos a pensar que era su “primo hermano” si ni siquiera coinciden los apellidos y ni siquiera el pelado es veracruzanos, vino de Puebla, como toda la familia de usted, según un día me contó don Atanasio, quien a lo mejor ni siquiera es su papá, señor gobernador.
Exculpamos además de manera por demás pública a su santa abuela de todas las sospechas que le endilgamos, usted incluido, sobre su parentela plagada de todo tipo de apellidos, sobre todo porque la señalada ya no se puede defender porque está muerta y muy seguramente a la diestra del señor.
Y es, insisto, que, después de escuchar a Garibo, no supimos ni donde escondernos.
Porque ¿En qué cabeza cupo pensar que sus secretarios de Salud, del Trabajo, de Turismo, el DIF, Medio Ambiente y Seguridad Pública tenían sus oficinas plagadas de parientes?
Lo que publicamos –ya sabe usted -“¡Pinche prensa!”- fue una verdadera infamia.
La Contralora Leslie Mónica Garibo Puga –quien tampoco es veracruzana, gracias a Dios, nos iluminó al informar a la opinión pública que revisó los “supuestos actos de nepotismo” en la actual administración y “no encontramos nada”.
Y nada es nada.
“Estuvimos buscando y concluimos que no hay nada”, declaró. Más explícita no pudo ser cuando se remitió a la nada para fulminar de manera categórica con un “¡nada de nada!”
¡Que bárbara!
Es por ello que su flamígera determinación nos ha llevado a un acto de contrición.
Nos ha llevado a concluir que el modus operandi de la Contralora Garibo para encontrar la verdad, el nada pues, se fincó en las enseñanzas de la Cuarta Transformación que tan atinadamente nos ha impuesto don Peje.
¿En qué consistió ese modus operandi?
Fácil.
Garibo reunió a todos los empleados de la Contraloría, a los suyos, a sus recomendados, que tampoco son sus parientes, primero para en franco mitin tomar el micrófono y gritarles:
“¿Verdad que nuestro señor gobernador no tiene ningún pariente metido en donde se redistribuyen los 128 mil millones de pesos de presupuesto del gobierno?”.
“¿Queeé?”, le respondieron.
“¿Verdad que el señor gobernador no tiene un primo hermano que es Eleazar Guerrero metido en el gobierno?
“¡Nooo!”
“Que levanten la mano quienes esten a favor de nuestro dictamen que precisa que no encontramos nada de nada, pero de verdad, nada de nada”.
Y cuenta la leyenda que todos los contralorcitos levantaron la manos –algunos hasta las dos manos- en señal de aprobación.
La mano alzada de la Cuarta Transformación había triunfado.
Se le debe una disculpa pública a Cuitláhuac García por tener una colaboradora –juez y parte- tan eficiente, tan explícita, tan llena de razón y, creo yo, de sabiduría al destrabar un problema que de ser cierto sería gravísimo al quedar al descubierto un gobierno corrupto, un gobierno que hizo vocación de fe de las pillerías que tanto censuró, un gobierno, el de Cuitláhuac García Jiménez, que en seis meses –como dice Julen Rementería- se convirtió en un chiste.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo