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Vamos a reconciliarnos con el 2020.

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Vamos a reconciliarnos con el 2020.

Por Gloria Dávila Galicia.

Nos encontramos ante el umbral del nuevo año, muchos decimos: ¿Cuándo se acabará el 2020?, otros : déjalo ir rápidamente, pero realmente, ¿nos encontramos preparados para dejar ir este año?

Dejar ir casi siempre representa un arduo proceso, cuando una persona se percata de que una situación, conducta o persona ya no cumple ciertas funciones, entonces hace una revaloración y decide seguir adelante sin lo que ya no sirve.

El distanciamiento de un familiar es una experiencia difícil. Pero además afecta a toda la familia. El daño incluso puede extenderse a través de las generaciones. La situación actual revela la urgencia de proteger a las personas y familias más vulnerables.

Durante este año estuvimos sujetos a un sinfín de situaciones que nos mantuvieron en una montaña rusa de emociones, miedo, angustia, desesperanza, la pérdida de seres queridos o familiares nos produjo enojo, tristeza, impotencia, y violencia al interior de sus hogares.

Sin embargo, todo lo vivido debe resignificarse, no debemos dejarlo ir, así como así, hagamos que lo vivido sirva. Es un año en el que nos enfrentamos a nuestras debilidades o fortalezas, a nuestros miedos, a nuestro egoísmo, pudimos ver quiénes somos, qué tan vulnerables somos o creíamos ser, muchas veces nos hicimos fuertes, porque ser fuerte era la única opción.

Hoy te invitamos a hacer un alto en el camino y observar cuáles de tus conductas producen consecuencias perjudiciales para ti o, para los tuyos, durante estos días, dedica un momento a revisar cómo actuaste ante una situación, conducta o persona, y cómo pudiste haber actuado y de qué manera puedes hacer que las cosas sean diferentes en el futuro.

No para pedir disculpas o perdones, que al final con la nostalgia de la época terminan por otorgarse y olvidarse, para volver a repetirse el siguiente y el siguiente año.  La propuesta va más allá, es un compromiso contigo mismo, cambiar en tu beneficio.

Durante el presente año algunas parejas se dieron cuenta de que habitaban un mismo techo que están con alguien, pero se sienten solos, cuántos padres se dieron cuenta que al estar junto a sus hijos no los conocen, porque no tienen comunicación, cuántos hijos se dieron cuenta lo importantes que son para sus padres a quienes muchas veces no tienen tiempo para llamarles, cuántas personas que viven solas se deprimieron, cuántos tuvieron miedo de morir, cuántos murieron.

Lo que aprendimos durante el año 2020, debe marcar el inicio de un cambio, en el siguiente año tenemos la oportunidad de dar un nuevo significado a lo que de manera obligada estuvimos enfrentando, porque aún en las peores circunstancias podemos darnos cuenta de qué cosas, actitudes o personas permites o provocas y resultan perjudiciales para ti o los tuyos.

Todas las relaciones requieren trabajo y esfuerzo, solo si nos comprometemos para mejorar podemos conseguir reparar, fortalecer, crear o mantener vínculos sanos con nosotros mismos y con los demás.

Si descubriste o descubrimos fortalezas mantente, de lo contrario recuerda que para obtener diferentes resultados es necesario cambiar la forma de actuar. Las personas no tienen que padecerte. Si tú decides cambiar para ofrecer la mejor versión de ti a los que te rodean, tu presencia será benéfica para ellos.