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¿Y LAS EMOCIONES?

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¿Y LAS EMOCIONES?

Por Irasel Negrete Ronzón

 

“El maestro mediocre cuenta.

El maestro corriente explica.

El maestro bueno demuestra.

El maestro excelente inspira”.

William A. Ward.

Previo al termino del  ciclo  escolar los  docentes estamos   estresados  por  la documentación  que se  debe  entregar,  también  nos podemos  sentir  un  tanto  abrumados  por  el  hecho  de  que  en  esta  época  nuestros  alumnos  se  ponen  inquietos, ya  quieren  salir  de  vacaciones, los  contenidos  ya  se  están terminando  y  los  días  se  enfocan más  en   proyectos, exámenes  y  repasos, sin  embargo, a  pesar  de  estas  y  otras  situaciones que  se nos puedan  presentar  ya  sean  de  tipo  laboral  o  personal es  nuestra  responsabilidad  mantenernos  con  un  buen  estado  de  ánimo  que  permita  a los  estudiantes   aprovechar  al  máximo  las  jornadas  de  clase,  para  ello,  debemos  mantener  el buen  humor  y  contagiarlo.

De acuerdo  con la Psicología, el estado  de  ánimo es una  forma  de  estar  que  expresa  matices  afectivos, es decir, es el  tipo  de  emoción  predominante  de  una persona  en  un momento dado  que  se  acompaña con una  idea o  una  situación; otra  definición  de estado  de ánimo  es  la que  da la  Psiquiatría  que afirma  que nuestro estado de ánimo es una emoción persistente acerca de nuestra percepción del mundo  y que por lo tanto, no cambia de forma frecuente, sino que sus fluctuaciones varían en largos períodos de tiempo; no  voy  a  ahondar  en  la  clasificación  de  los  estados  de  ánimo  pero  pueden  encontrar  información  de  este  tema  en  bibliografía  del  área  de la psicología.

Una  vez  aclarado el  concepto  de  estado  de  ánimo, voy  a  enfocarme  en  la  manera  en que  podemos mejorarlo  para  desarrolllar  un  ambiente  de  clase  cordial  que  permita el  aprendizaje de  los estudiantes.

El  tener  un  buen  humor  es  resultado  de  una  inteligencia  emocional  satisfactoria,  de  acuerdo  con el  psicólogo  estadounidense Daniel Goleman la IE  tiene  cinco componentes que son la  autoconciencia  emocional, la  autorregulación, la  automotivación,  el reconocimiento  de las  emociones  de los  demás y  las  relaciones interpersonales, estos  elementos en los  niveles idóndeos  son  los  que  nos  permiten  desarrollar  relaciones  afectivas,  laborales, profesionales, entre  otras,  con  resultados  exitosos.

Cada  persona  es  responsable  de  su  estado  de  ánimo pero  para  lograr  que  éste  sea  el  favorable intervienen  varios  factores, uno  de  ellos  y  a mi  parecer  el  fundamental  es  trabajar  en  lo  que  nos  agrada, si  nuestra  actividad  cotidiana  es  algo  que  nos  hace  felices  es  más  fácil  retomar  el  buen  humor  a  pesar  del  cansancio  o  las  responsabilidades, es  decir,  cuando  nuestro  tiempo  se  invierte  en  lo  que  disfrutamos, nuestra  energía  y  pensamientos  estarán encauzados  hacia  lo  positivo, productivo y  placentero  obteniendo  mayor  rendimiento, un  segundo  punto  es  expresar  asertivamente  aquellas  molestias  externas que  no  podemos  solucionar  nosotros  mismos  porque  implican  a  terceros,  esto  está  relacionado  con  nuestras  habilidades  sociales  y la  empatía, de  esa manera  no  guardaremos  ni  acumularemos  sentimientos  negativos  que  después  se  conviertan  en  un  carga extra  innecesaria, algo  más  que  podemos  hacer  es  tomar  decisiones  bien  analizadas, ser  conscientes  de  nuestras  emociones  y  las  razones  que  las  ocasionan  para  poder  modificarlas, por  último  si  ya  estamos  logrando mejorías  evidentes  en  nuestra  inteligencia  emocional, es momento  de  compartir  con  nuestros  estudiantes la manera  en  que pueden  estar  con  una mejor  actitud,  para  ello  es  indispensable  la  motivación, tener  un  sistema  de  recompensas  y  reconocimiento de  sus  logros permite  a los  educandos  sentirse  satisfechos  y  felices, además  de  que poco  a  poco con  con  estrategias  variadas  y  focalizadas  en este  tópico irán  fortaleciendo  su  inteligencia  emocional  lo  que  garantizará  un  estado  de  ánimo  positivo  para  aprender y convivir.

En  conclusión, un  buen  estado  de  ánimo   es  una  decisión  personal  resultado del  autoconocimiento  y  autoregulación  que permite  que  el  ambiente  donde  nos  encontremos  sea  relajado  y  armonioso  pues  evita  el  estrés,  no  sólo  se  trata  de  estar  bien  nosotros  sino  de  apoyar  a los  demás  a  estarlo,  así  mismo,  quien  tiene  un  estado  de  ánimo  positivo  aprende  con mayor  facilidad, es  más  creativo,  es  más  feliz  y  más  productivo.