Especial

¡Y ME PUSE BIEN PEDO!

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20 de Noviembre del 2014.- «Cerré los ojos y le pedí un favor al viento: –– Llévate todo lo que no sea necesario. Estoy cansado de equipajes pesados que no me dejan avanzar. De ahora en adelante sólo quiero llevar lo que quepa en mi bolsillo y en mi corazón»

«Viajar con lo que cabe en tu bolsillo y en tu corazón», metafóricamente es encontrarte contigo mismo, con tu ser, pleno de sabiduría; es viajar ligero de equipaje, soltando culpas, tirando errores del pasado, alejándote de rencores, resentimientos, avaricias, perezas, orgullos, ego, que en conjunto son demasiado pesados para que tu alma levante vuelo hasta el Cielo.

«Viajar con lo que cabe en tu bolsillo y en tu corazón», es ir amorosamente al encuentro con tu destino, que es ser feliz, saber que la felicidad –nace de un alma-mente-cuerpo en armonía– no es un puerto, sino una forma diaria de navegar.

«Viajar con lo que cabe en tu bolsillo y en tu corazón», es dejar de vivir una existencia plana, sin los altibajos del camino, para recordar que la vida es un ejercicio acierto-error, en la que es trascendente aprender a celebrar la vida, en la que habrás de cosechar… lo que te diste tiempo para sembrar.

«Viajar con lo que cabe en tu bolsillo y en tu corazón», para saber apreciar los tropiezos; bendecir tus luchas; agradecer tus esfuerzos y pasión por ser cada día mejor; corresponder al cambio; trabajar en el sano equilibrio físico-emocional-espiritual, reconociendo que la mejor victoria… es la de ser tú mismo, respetarte y quererte.

«Viajar con lo que cabe en tu bolsillo y en tu corazón», trabajando en equilibrar lo que piensas, lo que dices y lo que haces, haciendo lo mejor con lo que eres y lo que tienes, omitiendo tratar de quedar bien con todo el mundo, –porque con todos quedas mal– trabajando en el autoconocimiento, en disfrutarte a ti mismo, sabiendo que eres tú quien decide tu destino.

«Viajar con lo que cabe en tu bolsillo y en tu corazón», sintiendo, gozando, disfrutando, como exquisita mandarina –gajo a gajo– cada alborada y la rica tersura de la vida; aprendiendo a escuchar con tu corazón; dejando de juzgar a la gente, de andar de malas, de quejarte por todo o por nada, sabiendo que donde entra el amor… sale el temor.

«Viajar con lo que cabe en tu bolsillo y en tu corazón», haciendo a un lado la envidia y la crítica, que son un homenaje a la mediocridad; dejar de ponerle peros a la vida; hacer lo que quieres, bien y a la primera; no hacer daño a nadie, hacer todo el bien posible en todo lugar, a toda la gente y en todo el tiempo, las leyes kármicas del universo te lo devolverán… pero multiplicado.

«Viajar con lo que cabe en tu bolsillo y en tu corazón», teniendo un claro propósito de vida; centrándote en aprender las lecciones de cada día, no lamentando lo que llega, porque siempre llega para tu bien, porque todo te conduce al autodescubrimiento, que mejora sustancialmente tu vida, al expandir tu ser y tu querer, enseñándote a amarte sin condición, porque «¿Cómo quieres amar a los demás… si no principias por amarte a ti mismo?»

«Viajar con lo que cabe en tu bolsillo y en tu corazón», alegóricamente simboliza, que en la bastedad del universo, la esencia es vital, que «si aspiras mejorar tu vida exterior, salud, relaciones, finanzas, es importante que forjes nutriciamente tu alma, trasformando positivamente tu mundo interior,» mediante el ejercicio permanente del auto conocimiento espiritual, que te lleve a una continua superación, gozando el Divino embeleso de una vida en evolución.

«Viajar con lo que cabe en tu bolsillo y en tu corazón», para eliminar de tu alma odios y rencores, dejando de preocuparte por el pasado o por banalidades, ocupándote de vivir el HOY a plenitud, viviendo con la totalidad de tu ser, sintiendo el gozo de ser libre, de dar mucho y esperar poco, siendo energéticamente simple y poderosamente alegre.

La vida me ha enseñado que la alegría y el dolor no son contrarios, sino una dualidad que se retroalimenta; a propósito el viejo Filósofo, haciendo suyo el humor del mexicano dice:

«HOY no sabía que ponerme… ¡Y ME PUSE BIEN PEDO!»

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