Editorial

A MEDIO CAMINO Y SIN RUMBO

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Héctor Larios Proa

Las instituciones pasan por tres períodos:

El de servicio, el de privilegios y el del abuso.

René de Chateaubriand

 

A medio camino y sin rumbo se encuentran administraciones que han heredado el oscurantismo político de sus antecesores, sean de carácter nacional o municipal. Ambos endeudados, nadie sabe en dónde se invirtieron los créditos, pero todos sospechan en qué carteras pueden estar, por inercia caminan, planean sin plan de vuelo, para finalmente nadar de pechito.

No basta con buenas intenciones estás pueden llevar a consecuencias desastrosas, si no se tiene conocimiento de cómo funciona la economía política, argumenta el economista Thomas Sowell. Frase que desgraciadamente se corrobora en el accionar de esferas de gobierno, con sus contadas excepciones.

Lejos está la esperanza ciudadana que aprobó con aplausos su polémica designación. El caudillismo sigue campeando en el imaginario social. Dejando trasparentar la idea de que un solo personaje resolverá los añejos problemas que nos aquejan. Pero una vez más queda demostrado, lastimosamente, que buenas intenciones personales no bastan.

La miopía parece una enfermedad que se contagia cuando más se acerca al poder. Los problemas latentes parecen invisibles a la vista del poderío, sin embargo van apareciendo necesariamente para explotar uno a uno y causar serios dolores de cabeza a las autoridades. Malestares, que no se alivian con aspirinas, ocasionados por falta de tacto y sensibilidad política. En consecuencia se debilita la imagen de salvador, devalúa el rango, y su imagen ciudadana. Además de arrastrar la magia del pueblo.

Mientras tanto, grupos de presión aprovechan la inocencia. La coyuntura descuida espacios y otros ganen posiciones, demandas y canonjías.

A falta de liquidez se enfocan a buscar en el cajón vacío y solo esperan la próxima ministración presupuestal, porque creen que solo con dinero se resuelven los problemas. Paralizando todas las instancias, menospreciando la inteligencia, que muchas veces se encuentra obstaculizada por recomendados engrosando el gasto corriente, realizando poco trabajo y obteniendo mucho provecho.

La ola de inconformidades ciudadanas, quejas, peticiones que a diario desfilan en oficinas municipales, notas periodísticas, renuncias, paros laborales, más lo que se acumulará la próxima semana, son señales de alerta, focos rojos que representan una Nueva Oportunidad para ver los problemas desde otro panorama. Al mismo tiempo es ocasión para cambiar de rumbo y evitar consecuencias negativas que afecten a la ciudadanía.

Ver los problemas y no cambiar de rumbo no parece la mejor opción.

Carecer del perfil de estadista no es pecado, mala decisión es seguir rodeados de conocidos que solo dicen: “Sí señor”. Es mejor rodarse de sabios desconocidos y no incapaces que no han podido liderar un proyecto ciudadano  que expulse la mediocridad, que se resguarda bajo el manto de la ineficiencia, la corrupción e impunidad. Cuidado

Limitar la acción del Estado únicamente a las posibilidades del presupuesto implica anular experiencia, creatividad, condiciones necesarias para la eficacia y eficiencia que orienten administrativa y socialmente la gestión de gobierno apoyado en  programas sociales que son los que dan identidad y cohesión social a la comunidad.

Es decir, la acción gubernamental carece de capacidad de negociación política, al no llegar a acuerdos. Entonces el único instrumento que le queda es utilizar la mano dura, la fuerza pública como única respuesta que garantice la seguridad ciudadana. Incluso para solucionar los más mínimos problemas. Poniendo en manos de otros soluciones que deben ser exclusivamente del ejecutivo además que deberá pagar, en su momento y con intereses, los platos rotos.

 

 

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