El Valor de Nuestra Gente

Apoyo al café de nuestra región

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Linda Rubí Martínez Díaz

 

Hola amigos lectores, los saludo con el cariño de siempre. Ya inició una época clave para nuestra región como lo es la cosecha de café, por ello me parece importante reflexionar en torno a la cadena económica que ha generado en nuestra región, la cual ha tenido sus momentos benéficos pero también en la actualidad  ha generado ciertas contrariedades  que sólo favorecen a unos cuantos.

Es importante mencionar que la región de Coatepec se destaca por la gran calidad del café que produce a nivel mundial, cuyo cultivo fue introducido a principios del siglo XIX desde Cuba hasta la hacienda de Zimpizahua. Aunque en los años que vinieron el aromático no tuvo relevancia económica, fue hasta 1888 cuando el café de Coatepec detonó a esta zona por su calidad de exportación. A partir de ahí y en las décadas que vinieron, se tuvo una época de bonanza y crecimiento social así como económico.

Gracias a que estamos en un territorio idóneo en sus condiciones naturales, a la altura sobre el nivel del mar así como a la característica niebla, el grano que aquí se cultiva es único en su variedad, lo cual unido a los adecuados cuidados orgánicos y al proceso de producción e industrialización, permite que tengamos una acidez y un cuerpo equilibrados en el perfil de taza, lo cual ofrece un inigualable sabor. Un café de altura que cumple con las expectativas del paladar más exigente.

Sin embargo, aun cuando el café se ha cotizado en dólares como commodity, y pese a su alta rentabilidad en la venta como producto final, los beneficios que antes iban directamente a las familias de productores y cortadores, hoy en día ya no se reflejan en ellos sino en los comercializadores ePELUKIDS

intermediarios, los cuales son la punta final de la cadena de producción. Cuando antes la cosecha de café se traducía en una verdadera fiesta que traía beneficios económicos a muchas familias, hoy estamos ante la situación en la que quienes están adueñados de la cadena productiva, pagan entre 2 y 3 pesos el kilogramo de café cereza. Si tomamos en cuenta que de cada 2.5 kilos de éste se obtiene 1 kilo de tostado y molido, sumado al costo de los procesos y mano de obra, ¿no les parece que los productores deberían tener un mejor pago? Más aún, si examinamos a cada cafetería que vende bebidas a base de café, y supongamos que venden un café negro a $5 pesos (aunque normalmente lo ofrecen hasta el triple), y como de cada kilo de café molido salen alrededor de 100 tazas, entonces tenemos que de los menos de $15 pesos que le pagan a un productor o cortador de café cereza, los comercializadores obtienen $500 pesos. Y estos cálculos aquí planteados son conservadores.

Estamos ante un verdadero atentado contra el campo y quienes lo protegen. Fenómeno que por desgracia no es exclusivo de nuestra región ni de este cultivo, sino que se ve en el azúcar, el frijol y el maíz, por mencionar estos productos clave en nuestra alimentación. Por ello, es importante que  se apoye a este sector, que no sólo se fortalezca desde abajo sino que la cadena productiva favorezca a todos y no sólo a los comercializadores. Me parece imprescindible  que quien cosecha el café se le pague como lo merece y también se le apoye con equipo de producción para darle mayor valor. Creo que sólo así, podremos generar una nueva época de prosperidad y justicia en nuestra región y en nuestras familias.

Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.

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