Pedro Peñaloza

¿Atrapados sin salida?

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Pedro Peñaloza

“Libertad ¿para qué?

Lenin.

 
1. Sinceridad o cinismo empresarial. Organismos cúpulas del sector empresarial coincidieron en que las medidas adoptadas por el Banco de México para detener el deterioro del tipo de cambio son positivas, pero sostuvieron que se requieren mayores esfuerzos para lograr el crecimiento económico, y expresaron con esa desfachatez que les es propia, que, «aunque la inyección de 200 millones de dólares diarios para contener la devaluación del peso permitirán a la economía esperar con más tranquilidad el inminente incremento de la tasa de interés en Estados Unidos el Banco Central deberá realizar un aumento similar» («La Jornada», 03/08/15, p.25). ¿Habrase visto semejante descaro de esta minoría que se ha beneficiado de las crisis? Como se sabe, en México y en el mundo, los segmentos minoritarios de los últimos deciles han engordado sus chequeras frente a un panorama de creciente pobreza y desigualdad social.

2. Caminando en arenas movedizas. Según la encuesta a especialistas del sector privado elaborada por el Banco de México, en julio de 2015 se redujo por undécimo mes consecutivo la expectativa de crecimiento de la economía mexicana para todo el año de 2.6 a 2.5 del PIB, que se estimaba hasta junio pasado. Frente a la «turbulencia» en los mercados habrá que recordar que las respuestas que ha dado el Estado son, como ha sucedido repetidamente, proteger los intereses privados y poner en funcionamiento programitas que buscan aminorar la pobreza de las mayorías (Pronasol, Procampo, Progresa, Oportunidades, Prospera, Cruzada contra el hambre, entre otros). No obstante esto, tengamos presente que los datos que nos estallan en la cara son demoledores: Coneval afirma que de 2012-2014 aumentaron en 2 millones los pobres; Julio Boltvinik, afirma, aplicando el Método de Medición Integrada de la Pobreza, muestra que el número de pobres en 2014 era de casi el doble de los 55.3 de Coneval, es decir, 101.8 millones. Ambas cifras, como se ve, son contrastantes y graves, en cualquier caso, el modelo mexicano no puede ser presentado como una opción moderna y con credibilidad.

3. Discursos vacíos y realidades concretas. La clase política dominante vive en su mundo, el de los privilegios, las simulaciones y la demagogia. Los datos duros y verificables nos indican que México transita entre las quimeras sufragistas y la vida cotidiana de los oprimidos. El núcleo de nuestra circunstancia nacional exhibe la dicotomía cada día más insalvable entre desigualdad social y democracia electoral, de poco sirven las arengas para un «futuro mejor», el sistema está cuarteado, se le busca sostener con endebles vigas electorales y reformas superestructurales, pero la construcción está corroída y podrida en sus entrañas, las demandas sociales se han convertido en gritos apagados, pero sobre todo ignorados por las élites gobernantes. Los nostálgicos del Estado social y del Trickle Down Economy (economía que se filtra hacia abajo), gritan para que el Estado juegue un papel de aliado de las mayorías y ayude a redistribuir el ingreso. Simples sueños de oportunistas o ignorantes que «olvidan» el carácter de simple gendarme de las ganancias que juega dicho órgano en los tiempos del capitalismo financiero.

Epílogo. ¿Hay salidas? Sí, claro que las hay, pero como ha recordado recientemente Manuel Castells: «si no hay movimientos sociales no hay transformación».

Claro, de eso se trata, de que las mayorías tomen el presente en sus manos. ¿Será?

pedropenaloza@yahoo.com                         Twitter: @pedro_penaloz

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