Especial

DON FEDERICO GARCÍA LORCA

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Mi hermano Ramiro (en paz descanse), profesor de primaria y secundaria, una parte de su sueldo lo invertía en discos LP, los cuales, en la esquina superior derecha de la portada, con letras chiquitas destacaba el sello de Long Play, 331/3 rpm, discontinuados por completo para todos los que hoy en día usan el spotify. Cuando llegaba a degustar sus alimentos, nos compartía con alguna novedad que había comprado por la tarde. En una ocasión, entró con su sobre-bolsa blanca, que traía impreso aquel logotipo del perro bull terrier parche de pirata, que con la oreja gacha atendía al sonido del gramófono, y al pie con letras grandes se leía “Discos Velasco”. El Rami, con el long play envuelto, acostumbraba vociferar —¡peso si adivinas!; los presentes ante el reto de ganarse un peso, echábamos a volar la imaginación y una vez que se le daban dos o tres opciones y no se atinaba, rompía la bolsa y lo mostraba.

Esa noche, terminados de cenar y con la barriga llena, el otro deleite fue el reposo escuchando la voz de la madrileña Natividad Macho Álvarez, la misma que tomó el apellido Mistral de la poetisa chilena Doña Gabriela, para firmarse como Nati Mistral.

—Lo compré por mera curiosidad, nos comentó.

—No entiendo como una mujer de ultraderecha, admiradora y defensora del fascista Francisco Franco, cante y declame el Romancero Gitano, de Federico García Lorca, republicano y una de las primeras víctimas de la guerra civil española.

El Poeta Federico García Lorca, a los treinta y ocho años de edad, murió fusilado el 18 de agosto de 1936, acusado de libertario, anarquista y homosexual; sus restos quedaron enterrados en algún lugar del camino que conduce al paraje de Fuente Grande municipio de Alfacar, situado a diez kilómetros al norte de Granada. (Hoy en día, el parque forestal de Fuente Grande, lleva su nombre).

Golpeando el piso con el pie, llevábamos el compás al escuchar “Los Cuatro Muleros”; con ritmo más movido nos deleitamos con “El Morrongo, el pelito fino que tiene el minino”, pero lo que quedó grabado en mi mente y hubo de memorizar fue EL ROMANCE DE LA LUNA, poesía que don Federico le dedicó a su hermana Conchita y que reza: “La luna vino a la fragua, con su polizón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando”… [ ] “Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían de tu corazón collares y anillos blancos”.

La inolvidable noche se convirtió en velada; con la cantada de la Nati y la lectura completa del ROMANCERO GITANO, nos dieron las dos de la mañana y lo peor es que había que madrugar para ir a cumplir con las respectivas obligaciones. Ése era mi hermano, siempre con el chascarrillo y el sarcasmo listo para aplicarlo ante cualquier comentario. Estoy seguro que en el lugar que se encuentre sigue deleitándose con la lectura y la música.

Amigos, García Lorca dejó esta sentencia: “Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan”. Hay veces que casi me alcanzan pero lo único que hacen es pelarme los dientes.

¡Ánimo ingao…!

Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz

 

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