ECOS DE COSCOMATEPEC
ECOS DE COSCOMATEPEC
Por Rafael Rojas
Colorado
Leyendo un cuadernillo de la revista “Ecos de
Coscomatepec” dirigida por Héctor Martínez, me agradó que el número diez editado en el año de 1993, está dedicado a historias y personajes de Coatepec, Veracruz. Esta fue la principal razón por la que abrí sus páginas y así penetrar en el pasado de nuestro pueblo y conocer a personalidades que han
profundizado su huella a través del talento y creación literaria.
Son muy interesantes los conocimientos que
aporta Sergio R. Vásquez Zarate y Enrique Gregorio Zoza, acerca de la arqueología en nuestra identidad, intentando develar el modo de vida prehispánica acentuada en esta bendita tierra. Explican que el nombre Coatepec procede de la lengua náhuatl, cuyo significado se interpreta “Cerro de la culebra”; más poético el maestro Zoza quien
acerca la metáfora de Quetzalcóatl, esa bella alusión en la que la serpiente fue cubierta con el plumaje de quetzal, es decir del divino Quetzalcóatl.
Este vergel inmerso en serranías, montes,
montañas y junglas boscosas, fueron rutas por las que cruzó el conquistador Hernán Cortés en busca de la gran Tenochtitlán; y entre muchas aportaciones más el traslado del antiguo Coatepec a su lugar actual.
Francisco R. Córdoba Olivares, en su relato “Destellos” evoca a los pueblos indígenas y la llegada de los españoles a la nueva España. Hace presente a los primeros misioneros que trajeron el evangelio a Coatepec y que llegaron en el año de 1552, el reverendo Fray Antonio de Macedonia, Fray Manuel Montalván, Fray Pedro Maldonado, Fray Miguel de la Cuenca y Fray Francisco Olivares. También en el año de 1524 la llegada de los franciscanos a la nueva España.
El profesor René Sánchez García narra
sutilmente la bajada de los arcos en la fiesta de san Jerónimo, un recorrido en
el que fuertes hombres transportan en hombros los retablos tejidos con flores
de soto y tencho, todo bien ornamentados, desde el barrio de los carriles,
hasta el templo del santo patrón. Pero lo más interesante del presente relato,
es que, a través de sus letras, nos introduce a la folklórica festividad, tal
parece que somos parte de esa desbordada alegría en al que se reza, canta,
danza, grita y se viste el paisaje humano de vistosos colores; esa es la fe, la
religiosidad del coatepecano que la vive a plenitud. René Sánchez García logra
en este relato una definida estructura que nos convida su talento literario.
El inolvidable Tomás Matus Galván, hace
memoria del maestro Juan Loman Bretón y el legado artístico que legó a las
nuevas generaciones, sin duda un virtuoso de la música.
Manuel López de la Parra nos conduce por el
itinerario de María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra, desde el seno de su
hogar pasando por experiencias en tierras europeas hasta su retorno a México y
deceso de quien fue llamada “Cantora de la niñez”. Y Noralia Ramírez, nos
convida parte de la biografía de Francisca García Batlle, conocida como
“Pacona”.
Estas historias nos aportan conocimiento y
nos transportan por pasajes ancestrales, aunque algunas nos erizan la piel como
las que cuenta Alicia Luján Delgadillo, dibujando en nuestra mente a “La mujer
de los cafetos”, quien se aparecía en los plantíos de café espantando al
desafortunado que su mala suerte lo hacía coincidir con el fantasma, y no menos
lo que cuenta Rosa María Campos quien vivió cierta experiencia fantasmal en la
finca “Tajimara”, misma que sirvió de inspiración para un cuento al escritor
yucateco Juan García Ponce.
La revista “Ecos de
Coscomatepec”, resulta muy interesante en sus temas culturales, ignoro si se
sigue editando en la actualidad. “Un libro conduce a la sabiduría”.