El Valor de Nuestra Gente

El cambio también está en uno mismo

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Por Linda Rubí Martínez Díaz

 

 

Hola amigos lectores, les saludo con el cariño de siempre. La pérdida de valores ha minado los cimientos básicos de todos los sectores sociales. La corrupción y la irresponsabilidad social que provocan, ha sido una tendencia que afloró durante años entre los grupos de poder, contagiando a los sectores empresariales y a la ciudadanía. El mayor reto que tenemos por delante no es la desaparición de estos problemas, pues al fin y al cabo nacemos con libre albedrío, sino denunciarlos y tratar de combatirlos cuando se manifiesten. Esa es la tarea del nuevo gobierno, el cual ya ha dado indicios de que su objetivo será firme.

En paralelo también es importante que se rescate la profesionalización de la burocracia y de la clase política, superando los cotos de poder que han establecido los grupos cacicales y familiares. Todos tenemos cualidades que en mayor o menor medida aportan un granito al funcionamiento de la sociedad, por lo que hay que cultivar la rectitud en el pensamiento, así como su consecución en la acción. No sólo basta con tener conocimiento, sino también una brújula moral que permita la orientación al aplicar lo que sabemos.

Yo creo que no es difícil encontrar personas próvidas que reúnan las competencias básicas en el desempeño de sus funciones; sin embargo, se requiere de un cambio radical en el marco conceptual de los individuos, de sus creencias más fundamentales, de conceptos básicos como bondad y maldad. La educación tiene el papel fundamental para construir a los ciudadanos del futuro, pero en el caso de nosotros que ya somos adultos, nunca es válido el decir “es que así soy” o “así me educaron”. Tenemos la fuerza de voluntad para cambiar paradigmas propios y reconstruirnos. Nunca es tarde para cambiar de opinión y comenzar a generar nuevas prácticas.

Si bien la tarea pública del nuevo gobierno será vigilar las acciones, nosotros como ciudadanos de a pie podemos colaborar desde las causas, con nuestros hijos, familiares y vecinos, inculcando valores y mejorando a nuestras comunidades.

Nos leemos la próxima, que Dios los bendiga.

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