El costo de la ineptitud
Por Pedro Peñaloza
“En el gobierno, como en el cuerpo humano,
las enfermedades más graves proceden de la cabeza.
– Plinio El Joven
- La sorpresa de Bachelet. La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo en su reciente visita que: “ha sido una sorpresa lo que he encontrado”. ¿A qué se refiere la exmandataria chilena? Es, según su discurso, a los 40 mil desaparecidos, 26 mil cuerpos sin identificar, las 10 mujeres asesinadas como promedio diario y a las más de 252 mil muertes violentas desde 2006. Para la comisionada el monto de las muertes violentas “asemejan a las de un país en guerra y evidencian la necesidad de una solución a largo plazo sin atajos”.
En realidad, lo dicho por la enviada de la ONU no es nada nuevo, muchas voces hemos denunciado y alertado desde hace muchos años la gravísima situación mexicana. Como suele suceder, en un país de desmemoriados y de oportunistas, una noticia adquiere relevancia si lo expresa un personaje del exterior. Qué bueno que Bachelet lo publicite, sin embargo, no emitió, por esas sutilezas de la diplomacia, ni una leve crítica al modelo policíaco del nuevo gobierno, que esencialmente sigue atrapado en el mismo paradigma meramente punitivo que nos trajo a la crisis actual.
- Costos y muertes, las violencias y el delito tienen un costo monetario y de vidas. Según el Instituto para la Economía y la Paz, la criminalidad en nuestro país equivalió al 24% del PIB. De acuerdo, a la sexta edición del “Índice de Paz, México 2019”, el país se deterioró 4.9% con respecto al 2017 y la tasa de homicidios aumentó 80.5% desde 2015. Sólo el año pasado, continua el estudio, 22 de los 32 estados registraron cifras negativas por muertes violentas. El documento detalla que en el 2018 la tasa de homicidios creció en 14%, superando las 27 muertes por cada 100 mil habitantes. Recordemos, que, para la Organización Mundial de la Salud, un país que supera el 10% de homicidios por 100 mil habitantes, está en presencia de una epidemia de violencia.
Epílogo. La delincuencia y las violencias deben abordarse desde una meseta poliédrica y multidisciplinaria, no hacerlo implica seguir caminando en círculos y continuar tirando miles de millones de pesos a la coladera. Así que, es necesario cuestionar la anémica política criminológica de AMLO, que contiene disparos asistencialistas que únicamente disminuyen los dolores de la pobreza, pero no curan la enfermedad de la desigualdad; y su militarización “humanista” que busca ocultar el carácter represivo y meramente reactivo. Mismas pócimas inútiles de Calderón y Peña.
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