El Sitio Arqueológico de Campo Viejo
Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros
Cronista de la ciudad de Coatepec
(Tercera y última parte)
Los materiales arqueológicos distintivos del sitio “Campo Viejo”, se ubican hacia el periodo Clásico Tardío (600 – 900 d.C.) y se relacionan específicamente con el Juego de Pelota, práctica cultural ampliamente difundida entre las sociedades mesoamericanas. En el caso de “Campo Viejo”, el arqueólogo Fernando Miranda identificó entre los restos de estructuras prehispánicas, el espacio donde se llevó a cabo el ritual del juego de pelota por los habitantes del lugar. Construcción que se integraba por dos basamentos rectangulares, los cuales a su vez delimitaban un espacio central, donde se ubicaban los jugadores.
Algunas personas podrían pensar que el juego de pelota prehispánica durante el periodo Clásico, era exclusivamente un juego, pero en realidad es una actividad vinculada al desarrollo de una serie de rituales, en relación a los cultos agrarios y de carácter cíclico.
Evidencias de la práctica del juego de pelota prehispánico, que han pervivido a través del tiempo, son una serie de piezas identificadas en la terminología arqueológica con nombres como: yugos, palmas, hachas y candados. En específico las asignaciones se realizaron con base en la forma de los objetos y no necesariamente a lo que representan, de tal manera que la “palmas” se caracterizan por un formato parecido al de una hoja de palma, y de este tipo de esculturas se cuenta con dos piezas de excepcional belleza, procedentes de “Campo Viejo”. Una recrea la esbelta figura de un hombre que presenta un suntuoso tocado, accesorios y los brazos atados hacia la espalda, de tal forma que adopta una forma arqueada y acentúa el corte transversal a la altura del pecho, como referente del sacrificio mediante la extracción del corazón. En la otra “palma” se representa al frente un personaje ricamente ataviado, y en la parte posterior a un probable sacerdote en el momento mismo de llevar a cabo el sacrifico por decapitación, al sostener en una mano el cuchillo y en la otra la cabeza de un personaje.
Las “hachas” se identifican por presentar un lado más ancho, cuyo grosor se va reduciendo hacia el lado opuesto, de tal forma que da la impresión de un formato parecido a las hachas. Hace años se presentó la oportunidad de observar en manos de un campesino de “Campo Viejo”, el fragmento de una pieza cuya figura evocaba a un personaje que portaba un yelmo formado por la cabeza de un águila, y es digno de reconocer la maestría en el tallado de la pieza.
En lo referente a los denominados “yugos”, su forma es parecida a la de una herradura, y se han encontrado en sus dos formatos, abiertos y cerrados. Algunos “yugos” se caracterizan por la superficie alisada, y otros por presentar en relieve una serie de elementos que acusan combinaciones zoomorfas muy complejas, mediante la integración de rasgos de varios animales como son: sapos, serpientes y jaguares, razón por la cual se les ha denominado “representaciones del monstruo de la tierra”. Al parecer este tipo de objetos se encuentran vinculados con cargas simbólicas en relación con el nivel terrestre.
Los llamados “candados” en realidad son formas caracterizadas por presentar un asa, y remitir simbólicamente a la concepción del depósito de ofrendas, ya sea la bolsa para transportar la pelota, o aquellas vasijas utilizadas para depositar las ofrendas en el ritual.
En conjunto los “yugos, palmas, hachas y candados”, eran piezas que portaban los jugadores de pelota como parte de su parafernalia, las cuales se manufacturaban en madera o algún otro material ligero, y esas mismas piezas elaboradas en piedra, formaban parte del ajuar funerario del jugador sacrificado. Aparte de que no se descarta el manejo de las mismas en otros tipos de rituales asociados a cuestiones agrarias.
Nota: en la colaboración anterior el título del mismo debe de ser: “El Sitio Arqueológico de Campo Viejo” (segunda parte).