Crónica Coatepecana

LA “CASA DEL SOL”

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Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros

Cronista de la ciudad de Coatepec

 

En las últimas semanas, se han dado una serie de fenómenos atmosféricos que han generado opiniones encontradas entre los habitantes de la región, nos referimos a la denominada “Casa del Sol” en la tradición oral a nivel regional. Dicho fenómeno se debe al paso de la luz a través de ligeras capas de cristales de hielo, misma que se refracta y genera el halo solar.

A fin de comprender la importancia de la serie de concepciones actuales en torno a los cambios relacionados con el astro solar, es necesario hacer una revisión de las antiguas percepciones, desarrolladas por las sociedades indígenas que habitaron parte del territorio de la actual República Mexicana. Para los grupos prehispánicos el sol era el principal referente del orden cíclico, en el cual interactuaban los dioses, seres humanos, plantas y animales. En razón de que los antiguos mesoamericanos concebían el movimiento solar, a partir de su desplazamiento diario por una serie de niveles cósmicos estructurados en cuatro grandes direcciones: Tonatiuhichan, Casa del sol (oriente), Ilhuicac, Bóveda Celeste (trece niveles), Cincalco. Casa del Maíz (poniente), y el Mictlán, Región de la Muerte (nueve niveles), a la vez los cuatro tenían su punto de intersección en el centro del “Tlaltipac, la tierra”. Por tanto el movimiento diario y anual del sol, seguía un orden claramente determinado con base en la serie de conocimientos adquiridos por estos grupos, a partir de las observaciones en cuanto a su desplazamiento, e interpretado en sentido metafórico. En ese tenor las sociedades militaristas del ámbito mesoamericano, concebían el movimiento solar con un carácter simbólico, al creer que el sol libraba una lucha con las entidades de la noche y salía victorioso cada mañana. Por tal motivo implementaron toda una serie de ceremonias, ofrendas, autosacrificios y sacrificios humanos, a fin de propiciar el orden cíclico y darle al sol la fuerza requerida a través de la sangre y corazones de sacrificados.

A partir del corpus de concepciones simbólicas en torno a los cuerpos celestes y la observación de sus características distintivas, cualquier cambio por pequeño que fuera en cuanto a su coloración, luminosidad, tamaño o aproximaciones con otros planetas, eran explicados con base en referentes religiosos sustentados en un orden inalterable. De tal forma que cuando se daba alguna situación que involucrara a los astros, podía ser interpretado como un anuncio de marcados cambios o alteraciones que afectarían a los seres de la naturaleza, e incluso podría romperse el equilibrio cósmico.

Por tanto la serie de ideas que actualmente se mantienen vigentes dentro de la tradición popular, en relación a la denominada “Casa del Sol”, es una pervivencia de las antiguas concepciones de tradición mesoamericana en cuanto a los cambios que pueden darse en torno al astro solar. Los cuales eran interpretados como un anuncio de calamidades como son: las guerras, epidemias y desestabilización del orden en los asentamientos humanos, entre otras afectaciones.

 

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