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EL TEMPLO

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EL TEMPLO

La semana santa finaliza con el domingo de resurrección. Es un día de suma importancia y transcendencia para la humanidad. Acerca el pasaje de la vida de Jesús atesorado en las sagradas escrituras. Jesús dijo a los fariseos, derriba este templo y lo reconstruiré en tres días, (Juan 2:19–21. Fueron incrédulos y se burlaron de él. En realidad, Jesús se profetizó a sí mismo, él se refería a su cuerpo y espíritu, pues él era el templo; el mismo que los judíos con sus blasfemias y a través de la mano romana, torturaron, vejándose y crucificándolo en lo alto de una montaña. Es el primer día, o sea la destrucción del templo por la mano del hombre. El segundo día penetró en las tinieblas, en la absoluta oscuridad donde el silencio predomina y la resonancia de la vida ya está ausente, fue un momento decisivo porque el espíritu no muere, se mantuvo vivo para vencer a la muerte, y al tercer día erguirse victorioso, renovado y totalmente reconstruido, para ascender a los cielos manifestándose como el hijo de Dios.

 

            Qué sucede en su muerte, nadie lo sabe, es algo inaccesible para la mente humana, es un misterio. Jesús cumplió su misión terrena, murió por amor a su pueblo, por amor al mismo renace para gobernar desde los cielos.

 

            Es ejemplo más puro del amor y sacrificio que legó a la humanidad, solo basta tenerlo presente y decidirse a morir en todo lo nefasto que irradiamos al entorno en el que nos movemos. Cultivar el respeto a nuestro templo, avivar el espíritu y un corazón inflamado de amor para ser mejores seres humanos. De esta manera es posible cambiar y proyectar una personalidad fundamentada en lo justo, en la ayuda mutua. Despertar para poner en práctica los valores morales, las virtudes cardinales y teologales, armonizadas con el intelecto y sentido común.

            Cuando una persona se compromete a si mismo a cambiar actitudes para depurar el trato con los demás, sin duda contribuye a cambiar la dirección equivocada de la sociedad, para mejorar las relaciones humanas. Una alusión al templo que fue destruido y reconstruido en tres días, para que el sacrificio del hijo del hombre se cumpla en el plan de Dios.

 

rafaelrojascolorado@yahoo,com.mx